LienSOS-Tiempos de hipnosis profunda con pupilas dilatadas

Comunicar se ha vuelto cada vez más complejo en una época en la que paradójicamente, la comunicación es más accesible que nunca. La información, veraz y mendaz, irrumpe en caudalosos torrentes que aturden. Simultáneamente, o quizá como consecuencia de ello, ha surgido una polarización tal que el terreno del diálogo ha sido prácticamente abandonado y cada extremo se encuentra resguardado en su respectiva trinchera.

Este escenario se nos presenta en momentos en los que próximamente gran cantidad de candidatos en nuestro país intentarán hacer llegar sus propuestas para convencer al electorado. 

Por ello, más que nunca es momento de recurrir a una de las más eficaces formas de comunicación humana: el arte. Su fuerza es capaz cimbrar y remover las posturas más radicales e inflexibles.

Para darnos cuenta de eso, basta echar una simple mirada a lo que acontece actualmente en el mundo: 

Chile, una multitud de mujeres realiza movimientos corporales firmes y determinantes, acompasados rítmicamente con desgarradores gritos de reclamo contra abusos de género ante la indiferencia de la sociedad; danza y cantos que estremecieron y se contagiaron a muchos países. 

Barcelona, Pablo Hasél, y su música que conectó con buena parte de la juventud barcelonesa, y cuya letra embiste contra la monarquía española, dando lugar a detenciones y manifestaciones que se replican en otras ciudades de España. 

Reino Unido, Banksy, arte urbano que aparece en áreas públicas de Bristol y Londres, y luego en muchas otras partes del mundo, evidenciando una sociedad desigual y lastimada, creando hoy día una gran expectativa de la próxima pared que será pintada. 

Estados Unidos, Joker, cine de arte con celofán de película de superhéroes, que cuenta la historia de cómo un desfavorecido termina haciendo un llamado a sus iguales para levantarse en armas. 

Cuba, la canción Patria y vida, cuestiona con su letra a la Revolución cubana generando un problema delicado para el actual gobierno que lucha contra su réplica viral en redes sociales. 

México, la película Roma de Cuarón, que critica magistralmente la figura de trabajadora doméstica de planta, para evidenciar que algo anda muy mal con ese esquema, provocando modificación a la legislación en esa materia; la novela Salvar el fuego de Arriaga, que logra exhibir con aguda destreza la desigualdad lacerante de nuestra sociedad actual; o Zaira Franco la mexicana que canta al son de la tradicional chilena guerrerense (género musical de la Costa Chica), una adaptación de la excepcional pieza Alingo lingo de Álvaro Carrillo, para protestar en contra de un poderoso candidato acusado de violación y provocando que su partido político tenga que reponer el proceso de selección de candidato.

Más allá de la justificación o no de las causas de cada uno de los ejemplos antes mencionados, lo innegable es que el arte como instrumento utilizado para transmitir un mensaje, resulta ser de una tremenda eficacia. 

No es gratuito. El ser humano puede evitar una discusión o evadir una confrontación de opiniones y mantenerse cómodamente en la cerrazón de una determinada postura ideológica, pero cuando la idea que se pretende transmitir es suministrada a través del arte, entonces la situación puede cambiar: normalmente nadie se tapa los oídos para no escuchar una música, ni cierra los ojos para evitar ver una obra plástica.

Tampoco voltea la vista cuando lo que tiene frente a sí, es una danza cautivadora. Nos conmovemos con el arte (impregnado de mensajes explícitos y en ocasiones casi imperceptibles) y luego nos movemos como consecuencia de él. 

Vivimos tiempos en los que todos gritan pero nadie escucha. Por ello, valdría la pena que quienes vienen a proponer cambios y nuevos proyectos, consideren a este valioso instrumento para lograr que la gente despierte de su hipnosis profunda con pupilas dilatadas que le impide asimilar ideas distintas a sus férreas e inamovibles convicciones.