Residencias médicas en Cuba: lo toman o lo dejan

De razones y pasiones

por Rafael Pérez Cárdenas

Hasta el año pasado, sólo dos de cada diez aspirantes alcanzaban un lugar -a través del Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM)- para realizar su especialidad en alguna de las instituciones de salud pública del país. En noviembre, el gobierno federal anunció que duplicaría el número de becas para residentes, por lo que 18 mil 929 médicos podrían acceder al sector salud.

Además, por primera vez habría mil 600 lugares disponibles para realizarla en el extranjero. Pero el gozo se fue al pozo. Ninguno de ellos contaba con que se tendrían que someter a los compromisos políticos e ideológicos del Presidente y sólo podrían hacer su residencia en Cuba. No hay alternativa: lo toman o lo dejan.

A través del sistema de salud y la preparación de médicos residentes, el gobierno de México ha creado una red de colaboración financiera con Cuba que busca justificar el financiamiento que recibe la isla por parte de nuestro país. Son razones políticas, no médicas.

Primero fueron las brigadas de médicos cubanos que vinieron a trabajar por la emergencia sanitaria del Covid-19, aunque ninguno de ellos estuvo en primera línea; ahora los médicos que aprobaron el ENARM y deseen hacer su especialidad en el extranjero, sólo podrán hacerlo en Cuba, a pesar de que el propio gobierno federal habría ofrecido opciones en países como Estados Unidos, Argentina, Canadá, Israel, España y Rusia.

Durante el anuncio de la ampliación de plazas, Alejandro Svarch, coordinador nacional médico del Instituto de Salud para el Bienestar (Insabi) confirmó que había “avanzados procesos de negociación” con estos países para recibir a cerca de mil 600 médicos residentes mexicanos por medio de un programa coordinado por el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt). Tres meses después, según el gobierno, no hay ningún lugar disponible a causa de la pandemia.

Esto ha generado un enorme malestar entre los aspirantes no sólo por la carga que han tenido que enfrentar a causa de la emergencia sanitaria sino porque no les fue informado con oportunidad; tampoco hay prejuicio alguno en contra del sistema de salud en Cuba.

Según han dicho algunos de los jóvenes médicos el principal motivo para no ir a la isla es que existen pocas especialidades disponibles. Con base en la Comisión Interinstitucional para la Formación de Recursos Humanos para la Salud (CIFRHS) las únicas opciones son: Anatomía Patológica, Geriatría, Medicina de Rehabilitación, Psiquiatría, Epidemiología y Medicina de Urgencias.

“Esto es lo que hay. Si es que esto les convence, pero son libres de declinar y si quieren estudiar una especialidad médica en México, el próximo año pueden desde luego volver a concursar en el examen”, ha sido la arrogante respuesta de Hugo López-Gatell.

Por lo pronto existen 13 médicos que aprobaron el ENARM 2020 y ya presentaron un amparo colectivo. Lo que piden es que se respete su lugar ganado en la prueba para continuar con su formación en México, no en Cuba. De los mil acreedores a la beca para especializarse en el extranjero, sólo el 15% acepta viajar a la isla.

Durante la primera cresta de la pandemia, asociaciones de médicos en México criticaron la contratación de personal sanitario cubano al acusar que no tenían competencias requeridas, funciones debidamente especificadas y su intervención no hizo diferencia con los médicos mexicanos. Hoy el gobierno pretende mandar a sus mejores estudiantes sólo a ese país.

El año pasado los médicos cubanos estuvieron por un espacio de dos meses. A cambio de eso, el Insabi pagó un total de 6 millones 255 mil 792 dólares para la contratación de 585 médicos -a razón de 234 mil pesos por médico, equivalente a un ingreso mensual de 115 mil pesos- que atendieron a pacientes de Covid-19 en la Ciudad de México y otras entidades de la república. 

El Presidente tiene una vocación incontrolable por echar a perder hasta las buenas noticias.