En Busca del Estado Perdido-La FIL frente al autoritarismo

El pasado sábado dio inicio la Feria Internacional del Libro de Guadalajara -FIL-, consolidada en el mundo de las letras románticas como la feria del libro de habla hispana más importante del planeta.

Uno de los pocos eventos que los mexicanos podemos mostrar con enorme orgullo al mundo entero, antítesis de la violencia, el narcotráfico, la corrupción, el enfrentamiento que en las últimas 5 décadas nos distinguen, la FIL nos muestra como una sociedad capaz de expresarse a través de la cultura, fundamentalmente de las ideas escritas.

El evento inaugural como cada año fue lucidor transportándonos, al menos por unos momentos, a la paz que genera el ejercicio puro del intelecto. Con la presencia de autores, editores, libreros, de todos los géneros y latitudes, probamos que no hay nada menos violento que decir lo que se piensa, debatir, contrastar convicciones frente a quien no las comparta.

La FIL, como toda actividad humana, no es ajena a la política, de hecho, la politización es un fenómeno que nos distingue de los irracionales, siendo el fin último de la actividad política la construcción de acuerdos para evitar la confrontación, ésta, antesala de la violencia huella indeleble de la sin razón.

La FIL, como todo foro público, nos mostró, por un lado, la riqueza del pensamiento expresado en las letras y, por otro, la pobreza del ejercicio político de actores fundamentales que en esencia se definieron como los más puros autoritarios.

La ausencia del gobierno federal fue patente, el Presidente López Obrador no estuvo presente, tampoco miembros de su gabinete, las razones son las constantes pugnas que el Presidente ha abierto en contra de Raúl Padilla López dirigente del llamado grupo UdeG, a quien acusa de ejercer un cacicazgo universitario.

El Gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro Ramírez, -coanfitrión por el solo hecho de gobernar el estado-, no asistió a la apertura de la feria, es de todos sabido el enfrentamiento que mantiene con la Universidad de Guadalajara por diferencias presupuestales que han escalado hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación.

Las causas de ambas ausencias tienen un origen político, -el control de la Universidad- pero la ausencia en si mismo nos devela el abandono a la actividad política eje central del quehacer de todo gobierno.

Las diferencias políticas son válidas e incluso son un ingrediente fundamental en toda democracia. Pensar igual y no expresar oposición no es una cualidad democrática. Personalizar los diferendos no construye, destruye; la FIL está más allá de los grupos de poder, la FIL se ubica alejada a las discrepancias particulares. La FIL abriga las discusiones ideológicas, políticas, religiosas y culturales, porque la nutren, son el antídoto al autoritarismo del poder absoluto.

Las ausencias mostraron a dos gobernantes incapaces de advertir que la Feria Internacional del Libro es un lugar de encuentro no de desencuentros, en donde tuvieron la oportunidad de expresar sus divergencias y darle su lugar a un evento mundial que posiciona a México en la geografía del intelecto.

López Obrador y Alfaro Ramírez, claramente se muestran autoritarios, el desprecio a la FIL nos debe agraviar a todos, porque la FIL ha sido, es y será patrimonio de los mexicanos, aún contra la voluntad de quienes hoy ocupan un efímero cargo -costo de la democracia- que justamente en tres años terminarán.

Por mil FIL más. Por menos autoritarios.

TFA