En Busca del Estado Perdido-Clase media y ricos

Voté por el Presidente López Obrador. Consideré que su propuesta basada en privilegiar la lucha contra la pobreza era la mejor opción, sobre todo en un país en donde son mayoría. La penuria en México es brutal, más de 80 millones de seres humanos viven en ella, de ésta, más de 12 millones en la miseria; personas que no tienen para comer, ya no digamos para lo básico como es salud, educación, diversión, vestido. Somos en esencia una nación de pobres, incluso, entre los pobres.

En principio, sostener que los pobres son primero, en este escenario social, es el discurso adecuado porque llega a los olvidados, a los que nadie veía ni oía, a quienes nacen, crecen, se reproducen y mueren en la carencia. El convencimiento de esta idea se funda en que la creación de oportunidades para reducir este sector social e impulsarlos a un nivel superior otorgándoles una vida materialmente mejor, reduciría las tensiones sociales, el fortalecimiento de la clase media, con el consecuente crecimiento de la economía. El silogismo no es complicado: A mayor clase media, mayores capitales, más consumo, generación de empleos, una sociedad más igualitaria con mejores oportunidades.

Todo quedó en el discurso.

Efectivamente los pobres son primero, pero como premisa electoral. No hubo, ni hay, la intención de acabar con la pobreza sino en ampliarla. La base social que sostiene a la 4T está edificada, precisamente, en el voto de esos 80 millones de mexicanos que viven por debajo de la línea del bienestar, basta echar un vistazo a las encuestas de aprobación del Presidente que muestran un arrollador 70% concordante con el porcentaje de nacionales que viven en pobreza. Es este amplio sector social quien le da fortaleza y solidez, electoral a la 4T, daríamos votos, entonces ¿para qué mejorarlos si como están son el sostén del régimen?

En recientes declaraciones del Señor Presidente López Obrador, hizo pública su animadversión a las clases media, media alta, ricos, multimillonarios. Los desprecia. Los considera inmorales, sin principios, inhumanos, racistas, presumidos. Claramente, clase medieros y ricos, no están en su ánimo, prefiere una población de pobres y en los hechos lo demuestra: caída del PIB, incremento en la inflación, la tasa de desempleo en aumento, la inversión sin garantías de seguridad jurídica y la militarización de áreas productivas del Estado, si a esto le sumamos factores ajenos a la voluntad presidencial como la pandemia y la volatilidad del capital extranjero, el resultado es la ampliación del número de pobres, sustento invaluable del gobierno lopezobradorista.

Como dice la canción, nada es para siempre, ni siquiera la fría lluvia del mes de  noviembre. Los regímenes por más temibles que sean no son eternos. La historia nos muestra estas verdades. Es cuestión de tiempo y de información. En la actualidad, la comunicación está al alcance de todos -ricos y pobres- para advertir que ‘primero los pobres’ no tenía el significado de sacar de esa condición a los más necesitados, sino en fomentar el estadio en su miseria para lograr el sustento de la nueva clase gobernante que se rige bajo exactamente los mismos principios que todas, en una red de privilegios. Los pobres son eso, pero no tontos. La condición de necesidad no implica su permanencia en ella, es natural que el ser humano busque mejorar, el pobre quiere dejar de serlo. Es legítimo. Su aspiración de ser clase media no debe de verse como ilícita, inmoral o inhumana. Al igual con la clase media y sus pretensiones de riqueza. No es delito tener y querer tener más, lo que es delito es aprovecharse del pueblo bueno que creyó que al fin llegaría una alternancia que les generaría la posibilidad de dejar su lastimante estrechez para acceder a una mejor condición.

Hoy nos damos cuenta de que por el simple hecho de no ser pobre o miserable es atentar contra los principios de la 4T.

Contrario a quienes viven en la abundancia de palacios, en millones de hogares mexicanos no habrá que cenar esta noche buena.

TFA