Campanadas- LA ESTRUCTURA ORGÁNICA DE LA ASF, SE TAMBALEA.

El órgano máximo de fiscalización de nuestro país, la Auditoría Superior de la Federación (ASF); por un hecho que afectó a la Presidencia de la República, salió a relucir como un ente, no infalible e inclusive, no profesional. En donde se han emitido diversos cuestionamientos y opiniones, como: ¿si en verdad se equivocó? o lo doblaron como se ha dicho; sea una u otra situación. Lo que, si tenemos en claro, es que ocurrió un hecho sin precedentes, que marco la historia de la fiscalización en nuestro país.

Historia, que inclusive se remite al imperio Azteca y la época de la Colonia, en donde encontramos distintos medios de control de los recursos públicos y el actuar de los funcionarios, como lo son: la visita, la pesquisa y el informe. De los cuales, en otra ocasión escribiré, por ser temas muy interesantes, puesto que, lo que nos ocupa de momento, es lo que está pasando actualmente en la estructura de la ASF.

Derivado de los diversos acontecimientos en el país, entre otros como: el electoral y la inconstitucionalidad de diversas normas, le dieron un respiro a la ASF en los medios de comunicación.

Respiro, que aprovecharon para realizar un análisis a sus áreas y procesos, derivado de que el Presidente de la República, -alzo la voz por algo que considero que no era correcto. Lo cual, no es malo, al contrario, resulto positivo; puesto que nadie se había animado a ello.

Como las Entidades Federativas que no han alzado la voz, por temor a que no se causen rivalidades con dicho ente y sus auditores, porque -la mejor opción es el silencio-.

Silencio, que alimentó la discrecionalidad de los tiempos que se tardan en analizar la información, dejando a las Entidades Federativas en un -estado de incertidumbre jurídica- al no saber, si el ente fiscalizador, consideró cómo suficiente o no, la información presentada para la solventación de las observaciones. Aunado a que, los dictámenes técnicos, no se encuentran debidamente fundados y motivados, ya que no explican a detalle, porque no se solventaron las observaciones; expresando de forma clara, precisa y detallada las razones para ello.

Problemas que no son nuevos, pero relucieron más a partir de la creación del área de seguimiento, que es el auditor, del auditor. Área que se creó “para hacer más efectiva la actuación de la ASF”.

Combatiendo la corrupción, al evitar el contacto directo del auditor con el ente auditado. Lo que, no es mala idea; siempre y cuando, se cuenten con los recursos humanos suficientes que permitan que se realice la revisión de la documentación de una manera rápida y eficiente.

Es un secreto a voces que tanto las entidades federativas y los propios auditores de la ASF, a manera de expresar sus emociones de forma discreta, -le dan motes al área de seguimiento-.  Entre otros, como el de: triángulo de las bermudas, porque lo que entra ya no sale-. Y ello, no es por falta de experiencia, trabajo o disposición; sino porque, se encuentran rebasados por el cúmulo de información.

De tal suerte, que las renuncias otorgadas o solicitadas que se están dando, en la ASF, como en el área de seguimiento. Forman parte de un proceso de mejora continua, que debe ser robustecido con la correcta distribución, y en su caso ampliación de los recursos humanos que permitan tener un mejor desempeño, en el análisis de la información.

Puesto que, con independencia de todo lo que se ha dicho. En mi opinión, -la ASF es una de las instituciones más sólidas y profesionales del país-.