Breve, pero a fondo- El signo del escepticismo

Ahí vienen las elecciones, ya están casi a la vista, faltan sólo 12 días y la guerra de cifras, declaraciones y propuestas, es más intensa. Ya nadie sabe a bien lo que es verdad o mentira. Desde la cúspide del poder insisten en que todo va bien, que la corrupción ya es cosa del pasado, que la violencia está cediendo y que la paz comienza a ser una realidad en el país. Que la economía va jalando, que las inversiones extranjeras en México son cada vez más cuantiosas, que los empleos que se perdieron prácticamente se recuperaron, y que en poco tiempo se estará regresando a la normalidad tras el golpe mortal de la pandemia. Incluso, ya se habla de un descenso abrupto en el número de fallecimientos por el Covid y que por ello el país está a punto de pintarse de verde.

Estamos en medio de un mar de confusión que está agudizando el escepticismo entre la población. Creer en lo que se dice o se informa ya no es tan fácil. Y así caminamos muchos, sedientos en medio del desierto de la incertidumbre.

Saber si es verdad que la pandemia tocó fondo hace semanas en México es una empresa harto difícil de comprobar. Mientras la Secretaría de Salud afirma que ayer lunes se contabilizaron 48 fallecimientos para totalizar más de 221 mil, instituciones en Estados Unidos hablan de más de 617 mil muertes. Y este es sólo un ejemplo.

Decir que el escepticismo es el protagonista en este México de desigualdades no es una exageración. Ante tal ambiente, no pocos se refugian en una realidad virtual, de ahí el éxito de Luis Miguel, la serie, cuya segunda temporada ya es devorada por los miles de fans a través de la plataforma de Netflix.

Sin importar lo que vive México, el proceso electoral avanza, y prácticamente está en su etapa final para llegar a su climax el domingo 6 de junio, cuando millones de electores emitan su voto.

Creer es cada vez más difícil, porque se escucha de todo, mientras el país se encuentra aún aturdido por la crisis sanitaria que impactó a todos, y que, según el discurso oficial, sigue perdiendo fuerza y que nunca llegó una tercera ola de contagios. De ser verdad, hay que celebrar el hecho.

Pero otra vez, la realidad se impone, los males que aquejan a México ahí están, y es difícil encapsularlos para que nadie los conozca. La inseguridad en el país parece no detenerse, y la violencia que la alimenta está viva y fuerte. Este fin de semana se contabilizaron

243 personas asesinadas en el país, en sólo tres días, viernes, sábado y domingo, la gran mayoría en el Estado de México, Guanajuato, Jalisco, Michoacán y Morelos. A esto hay que sumar las muertes de personajes políticos en el contexto electoral, las amenazas a candidatos para que abandonen sus respectivas contiendas y los ataques consumados a quienes se niegan acatar la recomendación del crimen organizado que actúa en total impunidad y sin la represión debida del Estado mexicano.

El escepticismo y la incredulidad ya echó raíces en una población que en muchos sentidos se siente desamparada, sin que nadie responda por los males sociales que le aquejan.

Vienen las elecciones, ya están a la vuelta de la calle, y lo mejor será expresarse en las urnas, para refrendar lo que se tiene o para buscar nuevas formas de hacer las cosas. Este es un buen momento para actuar con sentido común y buscar las mejores opciones, de haberlas, que coadyuven para impulsar al país hacia nuevos estadios de desarrollo. Seguirán cifras, declaraciones y propuestas, pero lo importante será identificar lo que es viable para avanzar y crecer. De eso dependerá que la sociedad de hoy tome una buena decisión el domingo 6 de junio para empujar a México hacia un mejor lugar, al que millones de mexicanos se merecen.