Se tenía que decir – Presencia militar 2028: Menos Consultas Apócrifas y Más “Manos a la obra”

Se tenía que decir – Presencia militar 2028: Menos Consultas Apócrifas y Más “Manos a la obra”

Santiago Ginebra Campillo

Es de dominio público que la iniciativa presentada por el PRI para extender la presencia de las Fuerzas Armadas en materia de seguridad pública hasta el 2028, fue orquestada desde Palacio Nacional, y más aún, que el titular del Poder Ejecutivo no dejará el tema hasta que se concrete.

El pasado 21 de septiembre, en el Senado se discutió (en calidad de minuta) la reforma anteriormente mencionada en el que después de “gritos y sombrerazos” se dio pie a que el asunto se regresará a las comisiones dictaminadoras, es decir, no hubo consensos para conseguir la mayoría calificada (dos terceras partes de los presentes) que necesitaba dicho dictamen para su aprobación.

Al día siguiente, en la “mañanera” del 22 de septiembre, el presidente señaló que “seguirá insistiendo” y que, si hacía falta, volvería a presentar una iniciativa en esa misma línea. Pero es tal su insistencia, que el presidente ya está poniendo en el tintero la posibilidad de llevar a cabo una consulta popular para que sea el pueblo quien decida si las fuerzas armadas deben permanecer en las calles o no.

Es importante mencionar que este planteamiento contraviene textualmente a la Ley Federal de Consulta Popular. En el artículo No. 11, se estipula que, “No podrán ser objeto de consulta popular: … La seguridad nacional, y la organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente.” (Cámara de Diputados, 2022)

Por si no fuera suficiente, la Constitución también prohíbe tajantemente realizar una consulta popular sobre ello. En su artículo No. 35, literalmente establece que “No podrán ser objeto de consulta popular… la seguridad nacional y la organización, funcionamiento y disciplina de la Fuerza Armada permanente.” (Cámara de Diputados, 2022)

Conociendo los precedentes de la actual administración, en donde desde sus primeros meses de gobierno se dieron a la tarea de llevar a cabo consultas a modo. Es muy probable que este tema sea uno más de sus ejercicios populares apócrifos.

Considerando lo anterior, se necesitan menos consultas y más “manos a la obra”. Ya no es viable que el presidente establezca un nuevo plan pensado en disminuir la violencia de aquí al 2024, pero sí podría comenzar a construir algunos pilares para que aún con el cambio de administración, se pueda continuar con un nuevo proyecto transexenal.

Este nuevo planteamiento debe ser con miras a nuestra realidad como país. Es un hecho que la violencia no ha cesado y no lo hará sí la “solución” al problema siga siendo el extender la presencia militar como principal recurso contra el crimen. “Si buscas resultados distintos, no hagas siempre lo mismo”. Albert Einstein

Sin una propuesta multisectorial la situación jamás cambiará. Por ejemplo, el Poder Judicial también necesita un análisis con miras de una reforma ya que la crisis de impunidad en México es tal, que “de cada 100 delitos que se denuncian, solo 14 se resuelven.” Esto quiere decir que la probabilidad de que una denuncia sea resuelta es de menos del 1% (Impunidad Cero, 2022). Aunado a ello, México cuenta con pocos jueces: “menos de la mitad del promedio de América Latina y casi cuatro veces menos que el promedio mundial.” (O’Neil, 2022)

Por añadidura, las fuerzas policiales también se encuentran sumergidas en una crisis de gran calado ya que en promedio en México se cuenta únicamente con un oficial por cada mil habitantes, que, de acuerdo con una encuesta de Naciones Unidas, el promedio global es de tres oficiales por esa misma cifra (O’Neil, 2022). Por lo que el éxodo de las Fuerzas Armadas se debería de plantear como una estrategia gradual y con un plan real concentrado en crear, fortalecer, capacitar y generar cuerpos policiales diseñados con la finalidad de disminuir la violencia en nuestro país con objetivos a mediano y corto plazo.

Considero que quienes están al frente del país tienen la responsabilidad de velar por el bien de cada uno de sus individuos de hoy y del futuro. No dejemos de insistir en un cambio responsable del rumbo, porque de no hacerlo, con esta iniciativa se está condenando el próximo sexenio y probablemente muchos más.

En conclusión, espero un México con menos consultas apócrifas y más “manos a la obra”. Más cumbres, foros, debates y propuestas reales para enfrentar la crisis de inseguridad que nos lleva carcomiendo por décadas.

Les leo a través de mi cuenta de Twitter: @Santi_Ginebra

CAL

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