Se tenía que decir – “Cuba: muchos hablan, pocos lo han visto”

Se tenía que decir – “Cuba: muchos hablan, pocos lo han visto”

“La felicidad general de un pueblo descansa en la independencia individual de sus habitantes.” – José Martí (1853 -1895) político y escritor cubano.

En las últimas semanas, Cuba ha sido el centro de atención de los medios internacionales debido a los recientes movimientos sociales que se han dado en la isla caribeña contra su régimen de gobierno. Se presume que una crisis económica agravada por la pandemia y su consecuencia en el desabasto de productos básicos y la creciente marginalidad entre sus habitantes ha sido la causante de este levantamiento.

Cuba siendo un país en el que su economía depende en gran medida del turismo internacional, se reporta que durante los primeros dos meses del año en curso llegaron poco más de 35 mil turistas, siendo apenas el 4.5% de los cerca de 800 mil viajeros que arribaron en ese mismo periodo durante el 2020 (Xinhua, 2021).

En abril de 2017, tuve la oportunidad de conocer Cuba en un viaje familiar en el que decidimos recorrer de punta a punta la isla. Nos desplazamos más de 800 kilómetros para llegar de La Habana a Santiago de Cuba en un coche chino que rentamos al aterrizar en el aeropuerto internacional de la capital caribeña.

Durante ese trayecto una de las primeras impresiones que tuvimos, fueron las autopistas de gran tamaño para llegar de La Habana a Varadero, y los innumerables estadios de béisbol de gran tamaño abandonados a lo largo del camino. Todo esto para que los turistas aprecien los “elefantes blancos” construidos por el régimen cubano, que al seguir nuestro trayecto nos fuimos adentrando a las vías de comunicación de uso común para los habitantes de la isla y al mismo tiempo iban perdiendo su majestuosidad.

Continuando nuestro paso hacia Santiago de Cuba, tuvimos que detenernos en el Hotel Villa Pinares de Mayarí ubicado en una zona montañosa que busca atraer turistas que desean una experiencia de campo. Lo curioso fue que para nuestra sorpresa éramos los únicos turistas que estábamos hospedados en este hotel conformado por cerca de 30 cabañas, y no hay que olvidar que este viaje coincidía con el periodo vacacional de abril.

Al día siguiente, al momento de ir al restaurante del hotel para desayunar, aproveché para platicar con sus trabajadores a fin de profundizar un poco más sobre la intrigante ausencia de más huéspedes, y en seguida el cocinero me compartió que éramos los únicos turistas que llegamos en esa semana, y que inclusive pasan semanas en las que no llega ni un solo turista.

Adentrándonos un poco más en la conversación, resultó que este hotel es la única fuente de ingreso de la comunidad aledaña y que ninguno de sus habitantes puede realizar algún otro trabajo en la zona, siendo que el gobierno cubano subsidia prácticamente en su totalidad el funcionamiento de este establecimiento turístico para emplear de alguna manera a esta comunidad.

Aun cuando el gobierno les facilita estos empleos, sea cual sea el ingreso que obtengan de su trabajo en este hotel, puedo constatar que la oferta de productos básicos en las tiendas de toda la isla es casi escasa. Durante el periodo que estuvimos en la isla, notamos que en las tiendas no podíamos encontrar algunos productos básicos como la leche o huevos, pero lo que nunca faltaba a lo largo y ancho de la isla, era la venta de alcohol y cigarros.

Lo que también nos llamó mucho la atención fue que varios productos enlatados disponibles en las tiendas eran de compañías mexicanas, siendo una señal de que el régimen cubano apuesta por la importación de bienes producidos en nuestro país (seguramente por el desabasto local de esos productos).

Las típicas filas para ingresar a alguna de estas tiendas eran comunes y para recargar gasolina eran aún más frecuentes. Esto último, fue algo que jamás pensé que iba a vivir en nuestro país, pero que años después fue una realidad como consecuencia de la supuesta “guerra contra el huachicol” emprendida en 2019.

Conociendo una pequeña parte de lo que vivimos en Cuba, me lleve la interrogante sobre cuál debería de ser el fin del Estado: ¿facilitar herramientas a su población para que generen su propio sustento? o ¿garantizarles un ingreso mínimo aspirando a que con ello puedan cubrir sus necesidades?

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