Retrato Ormeta – ¿Un militar como candidato a la Presidencia de la República?

Al terminar la Revolución Mexicana, los grandes triunfadores de aquella guerra civil fueron tanto el general Álvaro Obregón como el general Plutarco Elías Calles, ambos militares que habían derrotado a sus rivales en el campo de batalla y que, gracias a la fuerza de las armas, lograron hacerse del poder político encabezando sucesivamente la presidencia del país. Sin más, las dos grandes cabezas revolucionarias habían llegado por medio de las armas a la cima del poder, por lo que, sabían que su fuerza principal radicaba en tener complaciente a sus fuerzas militares mediante el reparto político de todo el territorio nacional. Los uniformados eran el soporte principal de la estabilidad política de aquellos años, pues sólo los mismos uniformados eran los latentes peligros para romperla.

El miedo a una asonada militar constante, obligó a Calles a crear al Partido Nacional Revolucionario como instituto político que sirviera como canal para dar solución a la lucha del poder, así como sería el partido el que decidiría las respectivas cuotas de poder. De tal forma que, tanto el acceso al poder como las diferencias políticas se resolverían mediante la institución política que garantizaba el partido, puesto que, ya no serían las balas las que dieran el acceso a las hojuelas de los cargos públicos ni las que sepultarán a los rivales políticos. Este primer paso fue muy importante porque la fuerza militar fue sometida a la institucionalidad política, trayendo como consecuencia que las balas ya no fueran el factor determinante para imponerse en la cima del poder. Sin embargo, esto no fue tan bien recibido y en años subsecuentes hubo varias inconformidades.

No fue fácil la transición para que los civiles tomaran las riendas del poder político. Así, nos encontramos con que el presidente Lázaro Cárdenas, ya libre de la influencia de Plutarco Elías Calles, tuvo que sofocar el último intento de levantamiento militar encabezado por el general Saturnino Cedillo, quien desde San Luis Potosí convoco a su regimiento militar para levantarse en armas en contra del presidente Cárdenas. Dicha rebelión no paso a mayores por la prematura muerte del general Saturnino, pero eso significó que el sucesor del cardenismo forzosamente debía salir de entre las filas militares para garantizar la paz, por lo que, el general Ávila Camacho sería el presidente de la República en el sexenio de 1940-1946.

Ya en el poder Ávila Camacho comprendió que debía sujetar más a las fuerzas militares, por tanto, con este jefe de Estado comenzaron los recortes presupuestales a gran escala de los uniformados, política que seguirían los subsecuentes presidentes de la nación con la finalidad de mantenerlos a raya. Más aún, fue en este sexenio en donde se suprimió el sector militar dentro del partido oficialista, con lo cual, se imponía la regla tácita de que los uniformados de olivo no intervendrían más en la política ni aspirarían a ningún cargo de elección popular mientras fueran miembros activos de las Fuerzas Armadas. Hay que decir que con la muerte del hermano del presidente Ávila Camacho, también fenecieron los últimos suspiros de los militares por la conquista del poder político para dar paso a los civiles al frente de la administración pública.  

Situación anterior que comenzó a dar un giro en la administración del presidente Calderón, al involucrar a los militares en tareas de seguridad pública, acción que trajo como consecuencia que se incrementará el gasto militar, así como las actividades civiles que realizarían. Finalmente, con López Obrador, los militares siguen expandiendo sus horizontes, pues ahora también vigilan puertos y aduanas, así como construyen trenes y aeropuertos, entre otras actividades… La presencia militar es tan notoria que el secretario de Gobernación esbozo que es factible tener un candidato militar en 2024, situación que, si llegase a acontecer, nos llevaría a la época post-revolucionaria en donde el poder recaía en la fuerza militar…

Ormeta: Dicen que son grandes conocedores de la Historia, pero actúan como indoctos de aquella cuando quieren volver a repetir situaciones que trajeron mucho sufrimiento al país y que pensamos que jamás se repetirían. 

CAL