Retrato Ormeta-La próxima Ministra de la Suprema Corte de Justicia de la Nación

En días pasados, el presidente López Obrador mandó al Senado de la República su terna para llenar la vacante que dejará el actual ministro José Fernando Franco González Salas, pues se cumplirán a finales de mes, los quince años para los cuales se le eligió como uno de los once integrantes para ocupar una silla en el Tribunal Constitucional. De tal forma que, para llenar tal lugar, se propuso a las y los actuales integrantes del Consejo de la Judicatura Federal, pues tanto a la doctora Loretta Ortiz Ahlf como a la maestra Eva Verónica de Gyvés Zárate, así como al maestro Bernardo Bátiz Vázquez son los nombres propuestos para llegar al recinto ubicado en Pino Suárez, en el Centro Histórico.

Ahora, el Senado tendrá que analizar los perfiles propuestos y votar a la persona elegida para ocupar una toga, aunque hay que mencionar que también tiene la opción de rechazar la terna del presidente y de ahí, se seguiría todo un proceso constitucional para elegir al próximo integrante de la Corte. Sin embargo, considero que es poco probable que se llegue a ese escenario porque entre los nombres propuestos, bien se puede llegar a un consenso a la Cámara Alta, todo claro, con la anuencia y apoyo del líder senatorial del partido mayoritario, quien bien puede sin mayor ajetreo sacar adelante a la favorita para ocupar un asiento de ministro.

En efecto, no será suficiente el que la oposición grite a los cuatro vientos que las personas propuestas son perfiles muy cercanos no sólo a la Cuarta Transformación, sino al mismo presidente de la República, tan es así dicen, que los tres prospectos no hubieran llegado al Consejo de la Judicatura Federal sin la bendición presidencial. No obstante ello, dicho discurso no prende entre la opinión pública ni retumba en los pasillos de la Cámara alta acerca de la mentada cercanía con el presidente porque no tiene argumentos robustos y pertinentes que lo comprueben, sino que parecen simples y llanas suposiciones que tienen más que un tufo de estigmatismo.

Así es, los tres perfiles llegaron con la venia presidencial hasta esta instancia como han llegado la casi totalidad de los aspirantes que llegan a la Suprema Corte de Justicia de la Nación con la anuencia claro de un marco constitucional que, en cierto modo, lo fomenta. Por ello, debemos enfocarnos más en sus perfiles, en sus declaraciones y, sobre todo, en sus decisiones que han tomado a lo largo de su carrera pública, lo que nos lleva a decir que los tres perfiles -al menos en su actual paso como consejeros de la Judicatura- han estado con una conducta intachable, imparcial y con apego irrestricto a la independencia judicial. No hay decisión en su labor que demuestre lo contrario, por lo que, nos lleva a concluir que si acaso pueden simpatizar ideológicamente con el Presidente, esto no crea un nexo que ponga en riesgo su independencia ni su labor judicial.

Por ello, para poder determinar al próximo integrante de la Corte, será necesario enfocarnos más en su fuerza política y en sus menos puntos negativos, algunos con gran peso y que serán determinantes. Así, nos atrevemos a decir que Loretta Ortiz será la próxima ministra, no sólo por contar con una sólida formación en Derecho, sino porque su nombre tiene más peso entre la comunidad jurídica, cuenta con una madurez formidable en el servicio público y porque parece ser que tiene el guiño no sólo del Presidente sino también del poderoso senador Ricardo Monreal.

Esperemos que la doctora Ortiz, apasionada del derecho internacional, cumpla las altas expectativas y emule el gran papel que realizó el ministro Franco. Yo considero que estará a la altura de las circunstancias.

Omerta: Con llegada de un nuevo integrante a la Corte, se mueve el tablero y los votos para la llegada del próximo relevo del ministro Zaldívar al frente de la Corte y del Consejo de la Judicatura.