Retrato Ormeta – Historias mundialistas: La Selección de Francia derrota a los Le Pen

Aprovechando que durante estas semanas se estará disputando el mundial de fútbol en Qatar, contaremos algunas interesantes historias que entrelazan a este bello deporte con la política, la cultura, la literatura y demás temas. Sacaremos a la luz aquellas interesantes narraciones que han impactado más allá del juego, por lo que, en esta entrega narremos una que tuvo como conexión a las tierras galas.

En el verano inglés de 1996, el estadio de Old Trafford fue testigo fiel de los dos penaltis fallados por parte de los seleccionados galos.  Aquel mítico estadio observó como el portero checo Petr Kouba se consagró como el héroe del partido al detener el penalti decisivo que permitió a la selección checa plantarse en la final de la Eurocopa de ese año. Los onces pasos consumaron la alegría checa y la tragedia francesa, la Eurocopa se negó a caer rendida en los brazos de la multicultural selección francesa.  Sí, aquella selección francesa compitió con jugadores de distintos orígenes nacionales, pero no pudo lograr la hazaña europea, hecho que no fue del agrado de todos los connacionales de Napoleón Bonaparte.

Entre los rijosos, estaba en el líder del Frente Nacional, Jean-Marie Le Pen, un político ultranacionalista que aspiraba a llegar a la Presidencia francesa y que, en aras de tal fin, quiso sacar partida de la derrota gala en la Eurocopa. Le Pen acusó a los jugadores de la selección francesa de jugar sin sentir el amor hacia Francia, pues ni siquiera entonaban La Marsellesa (himno nacional francés) con el cariño y respeto que merecía. No conforme con tal afrenta, el dirigente ultraderechista declaró que “es artificial que se haga venir a extranjeros y luego se les bautice como equipo de Francia”, en clara alusión a aquellos jugadores que no eran de origen francés y que, a sus ojos, eran los culpables de la derrota ante los checos.

Las declaraciones Le Pen sólo eran reflejo de sus políticas públicas enfocadas a combatir la migración a Francia y a no darle el status nacional a aquellas personas que no nacieron en territorio galo. Con tales declaraciones, Jean trato de catapultar su agenda política a partir de la derrota gala en la Eurocopa de 1996; pues a sus ojos, la selección de Francia compuesta en su mayoría por inmigrantes, era un claro ejemplo de que los inmigrantes que llegaban a Francia eran los responsables no sólo de la tragedia futbolística, sino también eran responsables de la tragedia nacional que llevaba al país sumergido en crisis sociales y económicas.

Jean Le Penn aprovechó el descalabró futbolístico y vaya que le saco ventaja, puesto que le trajo redituables beneficios electorales, tan es así que para el año de 1998 se perfilaba a la elección presidencial con una fuerza de alrededor del 15 % del electorado, fuerza suficiente para presentarse a la segunda vuelta y pujanza necesaria que le permitiría competir contra el inamovible presidente Chirac. La caída de la selección francesa fue el pretexto idóneo para el ascenso de Le Pen. Sin embargo, la jugada maestra de Le Pen no contaba con que los jugadores galos tomarían venganza en el mundial de Francia 1998.

Y para lograr tal objetivo, a la base de la Eurocopa de 1996 se les sumaron muchos otros jugadores de origen africano como Henry o Viera. Además, a esta selección también se les sumaba el presidente Chrirac, que apostó su capital político al grupo liderado por “el argelino” Zidane. Sí, a pesar de que a Chirac no le gustaba el fútbol, era consciente de que la selección multicultural francesa representaba su proyecto de nación, pues era la mejor demostración de que Francia era una nación mundial. Chirac apostó su continuidad al proyecto que simbolizaba la selección francesa.

Chirac no se equivocó, su estrella política quedo catapultada en el mismo momento en que la selección francesa levantó la Copa del Mundo. Su permanencia en la residencia oficial del Eliseo fue consecuencia de los episodios del mago Zidane, primero con sus dos goles decisivos en la final contra Brasil que permitieron a Francia tocar la gloria futbolística y en el plano político, Zidane fue un activo artífice para que los franceses refrendarán a Chirac en el cargo presidencial. En efecto, el héroe nacional Zidane se sumó a la campaña de Chirac con el famoso fraseo de la Francia multicolor e incitó a los franceses a que no votaran por Le Pen.

Y como nada se le podía negar al héroe Zidane, los franceses encantados acudieron a las urnas a refrendar el mandato de Chirac. De algo habrá servido el llamado de Zidane y sus compañeros galos porque Chirac obtuvo en la segunda vuelta un apoyo del 83% frente al 16% de su competidor, el ultraderechista Jean Le Pen. Así, la selección de fútbol demostró que la grandeza de Francia esta alimentada de ciudadanos de distintos orígenes, pero que viven y creen en los ideales franceses. Su triunfo en la Copa del Mundo vino a recordarle a Francia que los inmigrantes son parte esencial del desarrollo de esta potencia…

Ormeta: Vaya pleito se avecina en la Corte por la discusión del tema de la prisión preventiva y de fondo, está la lucha por la presidencia del Tribunal Constitucional.

CAL