Reflexiones del galeno-Hace falta mucho amor para ser enfermero

Reflexiones del galeno-Hace falta mucho amor para ser enfermero

Posiblemente antes de todo este caos que trajo consigo el coronavirus, la gran mayoría allá afuera no tenían ni idea de lo que era la saturación de oxígeno en el cuerpo o cómo medir la frecuencia cardiaca o la tensión arterial. ¿Se han dado cuenta de todos los conceptos en salud que han aprendido desde entonces?, no solo conceptos, todos hemos tenido que desarrollar habilidades para poder hacer compañía a nuestros enfermos. Hemos experimentado en mayor o menor medida lo que es acompañar a un enfermo, lo que es acompañar a un convaleciente o incluso despedir a alguien que no logró ganar la batalla.

“Hace falta mucho amor para cuidar un enfermo” decía un viejo maestro de mi facultad y la verdad es que sí, cuando la enfermedad llega, todo glamour se pierde y uno como responsable del enfermo debe volverse insensible a los olores, al tacto de fluidos y excrecencias, debe de perder el miedo al contagio y a la enfermedad propia, debe dejarse gobernar por el sentido de servicio y no por el de la autoprotección y todos hemos pasado por ahí, por cuidar a un ser amado, siendo impulsados por un intenso sentido de lealtad. Es por esto que hoy más que nunca todos somos conscientes de lo importantes y necesarios que son los enfermeros en nuestro día a día.  

No solo a esta pandemia, desde siempre, la batalla del día a día contra las múltiples enfermedades se libra por aquellos que sirven a enfermos por convicción propia, impulsados por empatía y vocación.  Los enfermeros son protagonistas en nuestro medio,  son la parte más importante del equipo médico, la parte que efectúa los tratamientos y que acompaña físicamente al paciente.  Ellos son nuestros ojos, nuestros oídos y nuestras manos, ellos permanecen junto al enfermo, lo asisten, lo alimentan, lo consienten y lo tratan. Son quienes nos informan eventualidades y quienes detectan las situaciones críticas que deben ser  tratadas de manera urgente.

Hace falta mucho amor para ser enfermero. Hoy más que siempre en este día del enfermero reconozcamos a nuestros compañeros, agradezcamos su labor y a todos esos enfermeros empíricos que se han formado en este curso intensivo de pandemia, también ¡felicidades!, no hay labor más noble que el servir a otro. 

En voz de la madre Teresa de calcuta “Quien no vive para servir, no sirve para vivir”.

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