Reflexiones del galeno-Hace 31 años…..todo inició

Dr. en C. Alejandro González Ojeda

En 1978, ingresé a la Facultad de Medicina de la Universidad de Guadalajara, en 1984 fui seleccionado para realizar la especialidad de medicina interna en el Instituto Nacional de la Nutrición Salvador Zubirán (hoy Instituto Nacional de Ciencias Médicas y Nutrición Salvador Zubirán) a partir de marzo del año 85, dos años después solicité cambio a la especialidad a cirugía general en el mismo centro hospitalario. En 1990, justo hace 31 años, se publicó mi primer artículo, que como muchas veces recomiendo a quienes desean hacer investigación y difundir su conocimiento, lo hagan mediante el reporte de un caso médico interesante. Entonces ese caso fue el de una paciente sin problemas inmunológicos con tuberculosis pancreática primaria (Pancreas 1990 doi: 10.1097/00006676-199011000-00009).

A partir de entonces la investigación clínica ha sido parte elemental de mi vida profesional, siempre con gran cantidad de obstáculos para llevarla a cabo, pero con mucho entusiasmo para sobreponerme a las eventualidades que todos los investigadores tenemos.  En mis inicios, no contaba con equipo de cómputo ni programas estadísticos, y el almacenaje de información lo hacía en hojas de contabilidad (verdaderas sabanas de papel verde, dividida en renglones y columnas) y los análisis estadísticos descriptivos e inferenciales los realizaba con fórmulas matemáticas manualmente y en ocasiones con apoyo de calculadoras, de aquellas llamadas científicas.

Para redactar los manuscritos me apoyaba con las secretarias de la División de Cirugía, ellas contaban con máquinas de escribir eléctricas con capacidad para almacenar hasta 4 renglones. Por otro lado, los expedientes médicos no eran electrónicos, si no físicos, los siguientes proyectos, me llevaron a revisar más de 1100 expedientes (tuve que pasar días inmerso en el archivo del instituto), vaciando la información de interés en las famosas sábanas. No obstante, combiné los estudios observacionales con estudios experimentales, apareciendo el primer ensayo clínico en 1993.

Después de 6 años de entrenamiento, regresé a Guadalajara, e ingresé al IMSS en junio de 1991. Hasta finales del año 97 laboré como cirujano del aparato digestivo en el Departamento de Cirugía General y en 1998, asumí la responsabilidad como Investigador a Tiempo completo de la Unidad de Investigación Médica en Epidemiología Clínica gracias a quienes me orientaron a solicitar evaluación de los artículos publicados hasta entonces. El comité evaluador me concedió la calificación de Investigador Asociado B. Con dictamen en mano, me entrevisté con Coordinador Nacional de Investigación del instituto (a quien le estoy profundamente agradecido por haber creído en mi proyecto académico). A partir del año 1998 me otorgaron una base como investigador clínico a tiempo completo. Estas nuevas responsabilidades me condujeron a cursar una maestría y doctorado en ciencias médicas e investigación e ingresar al Sistema Nacional de Investigadores en 1999 como Candidato.  Poco a poco, la productividad científica fue aumentando al punto de alcanzar la mayor calificación curricular del IMSS (Investigador titular D, 2014) y nivel III del Sistema Nacional de Investigadores en el 2018.

Con la generación de conocimiento, numerosos estudiantes de pregrado y postgrado de las carreras de medicina, nutrición y varias especialidades médicas y quirúrgicas, así como postgrados, pudieron concluir sus metas académicas a través de la conclusión de sus trabajos de tesis a nivel licenciatura, especialidad, maestrías y doctorados. Muchos de estos esfuerzos han aterrizado en artículos publicados en revistas científicas arbitradas y de circulación internacional.

Finalmente, es de buena cuna agradecer a muchos colaboradores que se han embarcado en el viaje de la investigación, una aventura que no tiene fin. Entre ellos muchos estudiantes de medicina quienes han caminado la A, la B y la C del abecedario científico y algunos de ellos, han decidido acompañar su práctica profesional con investigación.

Quiero referirme a un segmento del discurso de inauguración del Dr. Ignacio Chávez Sánchez, fundador del Instituto Nacional de Cardiología a la apertura de este: “Debemos convencernos de que no hay enseñanza que se renueve sin investigación que la fecunde; de que no hay universidad que lo sea, si sólo es repetidora de doctrinas ajenas y no creadora de nuestras verdades… Si México ha de contar un día en el mundo del pensamiento, no ha de ser por la ciencia que importe, ni siquiera por la cultura que asimile. Ha de ser por la que produzca, por lo que cree, por el acento original que ponga en el concierto de las ideas.”    

Por fortuna, cada vez más, se hace investigación en los centros hospitalarios regionales, de alta especialidad, institutos nacionales y unidades de medicina privada. Aunque largo el camino, con más frecuencia estamos presentes en el concierto de las ideas.