Reflexiones del Galeno- Antipsiquiatría

A lo largo del tiempo, la investigación científica ha favorecido el entendimiento de temas complejos del cuerpo humano y consigo, nuevos y mejores abordajes para las distintas enfermedades y síndromes que afligen al humano en su día a día. Sin embargo, existe un área la salud humana donde este entendimiento parece ser más complicado: la salud mental. Los trastornos mentales suelen tomarse como un tema aparte en la comunidad tanto médica como no médica. A pesar de haber evidencia científica que respalde el tratamiento y la existencia de dichas patologías, existen aún personas que defienden a capa y espada ideologías carentes de fundamentos como serían el “echaleganismo”, el clásico “en mis tiempos no existía eso, esta generación es de cristal” como una forma de negar la patología mental, o en la que me enfocaré el día de hoy: la falacia del “mercenario de las farmacéuticas”.

Durante años se ha tenido la creencia de que el psiquiatra recibe algún tipo de remuneración monetaria por parte de laboratorios farmacéuticos debido a la larga duración de los medicamentos. Si tomamos en cuenta la fisiopatología, farmacodinamia, y miles de variables más con las que no los aburriré, es natural que un tratamiento sea largo: para algunos trastornos del estado de animo hay que esperar 3 a 4 semanas para empezar a ver efectos benéficos en el paciente; para algunos tipos de esquizofrenia, el tratamiento puede durar uno o más años para lograr una remisión completa. Seamos claros, a los médicos no nos pagan por recetar X o Y medicamento, la receta médica no es más que instrucciones o una receta de cocina donde se hacen recomendaciones para que los pacientes puedan mejorar su calidad de vida, o presentar mejoría clínica de sus síntomas.

La duración, y en algunos casos el costo, de estos psicofármacos han creado un movimiento que conocemos como la “antipsiquiatría”. Por lo general lidereados por personas sin entrenamiento médico y sin un real entendimiento sobre la literatura científica. En los últimos días existió un ejemplo que agudizó la actividad de estos grupos. Un artículo publicado recientemente en la revista Molecular Psychiatry describe una revisión sistemática donde se buscan dilucidar los efectos de la serotonina sobre la depresión.

Para el lector incauto, este artículo pudiera ser entendido mal y utilizado como arma contra el uso de los antidepresivos como tratamiento (y subsecuentemente las largas explicaciones de estos individuos sobre como todo es un complot e ideas de esa índole). Como todo en la vida, las enfermedades son multifacéticas, la medicina no es una ciencia exacta donde uno pueda decir “1 + 1 = 2”. Existen múltiples variables que pueden desencadenar un cuadro depresivo, y la investigación nos ha demostrado que estamos lejos de pensar que hay un solo factor responsable. Sin embargo, hay muchas personas que prefieren seguir la corriente en lugar de buscar información fidedigna.

Estos grupos solo aumentan el estigma sobre la salud mental, dificultando la aceptación y el seguimiento terapéutico de muchos pacientes al rededor del mundo. Confiemos en los millones de profesionales de la salud cuya misión es ayudar, y de ser posible, mitigar el sufrimiento que acompañan a este tipo de patologías. #ComandoPsycho.