Breve, pero a fondo-La rifa

En verdad que México es grande, es un país lleno de cualidades, y no hay que indagar mucho para constatar esta afirmación, este hecho. 

Solo hay que levantar la mirada para darnos cuenta de cómo miles, millones de personas crean algo todos los días para salir adelante, y que lo hacen prácticamente sin nada, sólo echando mano de lo que tienen a su alcance. Es gente indomable, con un carácter a prueba de fuego, pero sobre todo, gente de buena fe.

A veces, muchas veces, se creen todo lo que les dicen, que si se rifa un avión, que si se vuelve a rifar, que si te lo ganas no te dan el avión, te dan un dinero, pero en abonos. Y ahí está nuestra gente formidable, echada para adelante, comprando boletos de la lotería con un dinero que no tienen, con la esperanza de ganarse un avión que dicen que existe, pero que solo lo han visto en la tele. ¡Caray!, qué gente tan generosa, tan bien nacida, creyendo que habrá un aeropuerto de clase mundial, mejor que los más grandes y modernos del mundo, y al que tendrán acceso pobres y ricos. Que se llegará fácil a pesar de estar donde está, en algún lugar que quizás pocos sepan dónde es. Pero la fe mueve montañas, y de eso los mexicanos sabemos mucho. 

Otra vez, miles creen que se sacarán la lotería algún día, pero mientras, trabajan de sol a sol, honradamente, como pueden, en la informalidad laboral, pero en la formalidad en los hechos, porque ahí están, dando que dándole a la chamba para llevar lo necesario a sus casas. En fin, en eso de las rifas, los mexicanos sabemos mucho, sobre todo por algo que es innegable, millones se la rifan a diario con un heroísmo difícilmente comparado en el mundo. Sí señor.

Ahora una pandemia pega con todo y las muertes por doquier, y aún así, los mexicanos se la rifan, enfrentando a este virus como pueden, comprando medicinas, tanques de oxígeno o convirtiendo sus hogares en cuartos de hospital, para aislar y cuidar a sus seres queridos contagiados por este cruel virus que no da tregua. 

Todos en este México querido salen a rifársela, algunos para mantener tiendas, negocios o empresas, para no quebrar y mantener los empleos que se puedan salvar por esta crisis sanitaria, y muchos otros, los más, para sobrevivir, simplemente para sobrevivir. Y ahí va el país, tratando de no naufragar en las aguas bravas del Covid-19.

Ya ni hablar de nuestros paisanos en Estados Unidos, principalmente, quienes también se la rifan por allá, en el norte, en ese gigante poderoso, que ahora también es golpeado por el infortunio. Una pandemia de Covid que ya le arrancó la vida a medio millón de estadounidenses y que ahora padece una ola gélida que congela a sus casi 50 estados.

Ellos, sí, ellos, los mexicanos en la Unión Americana, nuestros paisanos bien que saben de rifas, porque se la rifan para mandar millones de dólares a México, para apoyar a la causa, es decir, a sus familias. Nada más enviaron 40 mil millones de dólares el año pasado y este año, la cifra ya se enfila hacia esa gigantesca cifra. Sí, de rifas, saben mucho los mexicanos, son expertos, quizás lo más en un mundo de desigualdades, donde solo unos pocos países han acaparado las vacunas para enfrentar el Covid, dejando en el desamparo a más de 120 naciones, sin dosis alguna. Y que tal, mientras en Estados Unidos se presume que a diario se vacunan a casi un millón y medio de personas, aquí en México, solo se han aplicado un millón 300 mil dosis. Otra vez, ahora la población mayor a los 60 años, se la rifa para conseguir la vacuna, la que los inmunice de este mal que en México ya costó la vida de más de 180 mil mexicanos.

Por eso, cuando alguien rifa algo, le entramos con fe, ya sea entre familiares, amigos, en la oficina, en la chamba común, en el barrio, casi siempre no hay premio, pero si mucha fe. Por eso, si hablamos de rifas, el mexicano se la sabe todas. Sin duda, el mexicano se la rifa a diario, y ahí está su grandeza, no doblegarse ante nada, ni en la peor de las crisis sanitarias.

Así las cosas. 

Nos encontraremos la próxima semana en Breve, pero a fondo

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