Ideología- En busca del estado perdido

Ideología- En busca del estado perdido

La ideología define a un movimiento político, los partidos fundan su quehacer en estos pensamientos que -lógico- tienden a alcanzar el poder público. Estas ideas son elementales porque de ellas germinan los principios que son el origen de todo concepto social, económico, político, que generalmente surgen en beneficio de la colectividad, los que a la postre, dan como resultado el nacimiento de valores que regulan los actos del ser humano porque se insertan en su moral y ética.

Diríamos que la idolología es una suma de conceptos que dan principios y que estos generan valores. 

Esta ecuación debería ser el marco regulador de la vida política, social, económica -diría- cualquier actividad del hombre. La historia nos ha mostrado grandes líderes -mujeres y hombres- que ejerciendo de manera congruente su pensamiento ideológico llegan a conquistar la voluntad popular por representar los ideales de las mayorías.

Ejemplo patente de ello es Jesucristo, sus valores fundados en los principios dados a Moisés sustentados en la ideología de la igualdad, amor al prójimo y el respeto absoluto a la voluntad divina han creado una de las religiones con más feligreses en el planeta cuya filosofía se sustenta en su ideario, precisamente el cristianismo.

No todos los movimientos cualesquiera que sean -político, religioso, económico- han tenido una fuente ideológica legítima. La humanidad se avergüenza de la ‘supremacía aria’ del nazismo, el ‘creer, obedecer y combatir’ del fascismo o la xenofobia racial-religiosa de Idi Amin, que decir en Latinoamérica con los regímenes totalitaristas en donde la ‘democracia, justicia y ley’ la encarnaban los dictadores como el chileno Pinochet, el nicaragüense Anastasio Somoza, en Brasil Huberto Branco y desde luego la nuestra con Porfirio Díaz.

La sociedades -todas- se pierden cuando no existe una ideología que las guie, sus esfuerzos se verán desorientados por ausencia de principios, luego, los políticos actuaran sin valores porque carecen de todo el sustento que aquella da que, en teoría, debe ser el cimiento de su partido.

A manera de muestra, ¿Por qué la corrupción desmedida de Peña Nieto? Por la ausencia de valores, su actuar no se encontraba normado por principios, mucho menos tuvo un soporte ideológico, de ahí la importancia de ésta.

¿En la actualidad política mexicana hay expresiones ideológicas? Muy pocas, la principal la que nos gobierna. MORENA ganó las elecciones en el 2018 porque mostró un credo que capturó a la inmensa mayoría de mexicanos situados en la pobreza, los despertó y animó a ejercer lo más poderoso que tiene el ciudadano en una democracia, el voto. La tesis fue sencilla: ¿Por qué un país mayoritariamente pobre es dominado por una despectiva y clasista minoría rica? El resultado es un movimiento con una enorme base social que es directamente proporcional al número de personas ubicadas por debajo de la clase media.

Guste o no, el Presidente ha logrado la inserción de la causa morenista en esta descomunal aplastante mayoría, su discurso muestra la dirección clara del rumbo del Estado a una pretendida condición en donde reine la igualdad, el respeto al prójimo, la medianía -diría- hacia un social cristianismo, precisamente porque su movimiento nace de esta ideología.

Si observamos a la oposición se ha perdido en el discurso, en la diatriba a la persona de López Obrador, sin ofrecer dialéctica de Estado, reflexionemos: ¿Hemos escuchado mensajes que ofrezcan una visión de país que a todos interese? La respuesta es negativa. Nadie lo hace, ni panistas, ni priistas, ni emecistas, ni perredistas, todos se han dedicado a criticar el estilo de gobernar, no la ideología de gobierno, porque esta es demoledora, que de malo tiene ‘primero los pobres’, ‘cero corrupción’, ‘no al gobierno rico y pueblo pobre’, por citar algunas.

Están perdidos.

La falta de ejercicio político fundado en principios ideológicos malogra el fundamento dado por los grandes de la historia política mexicana -Gómez Morín, Reyes Heroles, Heberto Castillo- los partidos de oposición son prueba de ello, hoy con su crítica, -no debate de ideas- convencen a pocos, se alejaron de su esencia, se olvidaron de su lucha y anhelan poder como mero ejercicio, sin doctrina.

Hay MORENA para rato.

osd

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