¡Fuera cadenas!-Las vacunas

¡Fuera cadenas!-Las vacunas

Seré sincero: qué horrible me la pasé con los efectos secundarios de la tercera dosis de la vacuna contra la COVID-19, y no solo eso, resulta que salí positivo a ese virus a los pocos días después de haber recibido la vacuna. Eso sí, la pasé relativamente bien y —en mi caso— los síntomas fueron los de una gripa leve, porque no tuve más que catarro, y tos con flemas. Ojo, esto no quiere decir que así siempre sea, sino que, insisto, así me pasó a mí. Derivado de esta corta experiencia, reflexioné sobre las vacunas contra la COVID, aquí les expondré algunas ideas que le han dado la vuelta a mi cabeza.

Al inicio de la pandemia que aún nos afecta, recordaremos que la gente buscaba tanques oxígeno, que las personas inundaban los hospitales y no había camas para atender a más personas; incluso se decía que se seleccionaba a qué personas ingresarían al hospital para ser atendidas ante la altísima demanda y la prácticamente nula oferta de atención médica en hospitales. Casi casi estábamos en una situación apocalíptica en la que cada quien estaba por sí mismo.

Afortunadamente, la ciencia triunfó —como siempre lo hace— y nos fue presentada a la población una solución ante al problema que representaba la enfermedad generada por la COVID-19: una o varias vacunas. Al presentarse las vacunas, la gente clamó por el suministro incesante de ellas para encontrar protección frente al virus que tanto terror y clamor nos había causado —y continúa causándonos—. En un inicio, se clamó por un suministro inhumanamente imposible de cumplir ante la escasez que, en ese momento, había de las vacunas tanto en países que se consideran desarrollados y, con mayor razón, en países como el nuestro. 

Al día de hoy, gracias al esfuerzo de los médicos, los científicos, y de las empresas encargadas de la distribución de los medicamentos, se ha logrado distribuir en grandes partes de los países occidentales (hay que reprochar el abandono que han tenido de países africanos) la vacuna contra la COVID-19. Más aún, se ha logrado, con un esfuerzo descomunal, vacunar a un número irreal de personas.

Hoy, se nos dice que debemos buscar una tercera dosis para lograr una mayor protección ante una variante de la COVID que ha resultado ser mucho más contagiosa que la primigenia. Al día de hoy, ya me contagié de esa variante, así como una cantidad incontable de familiares, amigos, colegas y conocidos. Pareciere que esta variante está aquí para marcarnos a todos, no reconoce límites ni discrimina a persona alguna. 

Muchas de las personas que acaban de contraer ese virus, incluyéndome a mí, la hemos pasado relativamente bien. Se han presentado, en general, síntomas muchísimo más leves, ya no se escuchan esas historias de terror relativas a personas buscando cual éxodo un tanque de oxígeno suplementario y son menos los hospitalizados a los que hubo hace un año. Sí, estamos mejor; sí, la ciencia médica nos está protegiendo; sí, los efectos secundarios que tuve con motivo de la tercera dosis que recibí hace unas semanas son mínimos a comparación de las afecciones de la COVID que veíamos hace más de un año; sin embargo, eso no nos exime de la siguiente pregunta: ¿qué efectos nocivos tienes en nuestro sistema inmunológico o en mi organismo el estarme inyectando este medicamento que —sin desconocer el gran beneficio que nos ha otorgado a la humanidad— sigue siendo novedoso? 

Sé que la pregunta planteada suena absurda, pues tales vacunas nos han ayudado a prevenir complicaciones derivadas de la COVID. Esta enfermedad, sin duda, ya no representa la gravedad que antes tenía, pero creo que por eso mismo ya es válido tomar un descanso y empezar a cuestionarnos sobre las afecciones que podemos tener derivadas de la misma vacuna. ¿Acaso los beneficios que otorga la protección adicional de tres o más dosis de la vacuna contra la COVID sopesan los perjuicios que esas vacunas pudieren traernos a un futuro? ¿Es sano estarnos inyectando cada 4 o 5 meses vacunas contra la COVID? No pretendo alimentar conspiraciones antivacunas, pero sí quiero llamar la atención a la poca o nula información que los ciudadanos de a pie tenemos sobre los efectos secundarios de las vacunas contra la COVID. Por favor infórmenos sobre qué le pasa a nuestro organismo después de 3 o más dosis de las nuevas vacunas contra el nuevo Coronavirus, en verdad quiero cuidarme y cuidarnos a todos contra la COVID, pero tampoco nos hagan pasar por tratamientos —ya más de 2 dosis me suena a tratamiento— que están basados en tecnologías novedosas. Por favor infórmenos sobre las afectaciones que tendremos… no esperen que a ciegas acudamos a aplicarnos vacunas cada equis número de meses sin recibir información sobre los medicamentos que se nos aplican. 

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