¡Fuera cadenas!- La democracia mexicana

La democracia se caracteriza por el límite del poder, el constante cambio de las personas que ocupan los puestos gubernamentales, la celebración de elecciones constantes para que la ciudadanía elija a esas personas, y la libertad de expresión. El domingo pasado, se mostraron estos elementos de la democracia, quizás no sucedieron los cuatro al mismo tiempo, pero lo que se vio en la Cámara de Diputados sí demuestra que la democracia existe en México. La exposición democrática que vimos el fin de semana —a mi juicio— inició desde las elecciones de 6 de junio del año pasado.

Algunas de las garantías para el mejor funcionamiento de la democracia es el sistema electoral. Éste se conforma por las reglas del juego electoral, a ellas se someten todos quienes aspiran a ocupar un puesto gubernamental. Uno de los elementos más importantes de nuestro sistema electoral es la representación proporcional. Las personas que por este mecanismo llegan a ocupar escaños en el Congreso representan a las minorías que no alcanzaron a ganar un distrito uninominal. Trataré de explicar esto: el país se divide en 300 distritos uninominales, y el diputado que representa a cada uno de esos distritos se elige cuando es el candidato que obtiene más votos frente a los otros candidatos en un determinado distrito. Sin embargo, ¿qué pasa con las minorías que no les alcanzó para ganar su distrito?, sería muy injusto que esas minorías se quedaran sin representación en el Congreso. De aquí se obtiene la razón de ser de los representantes electos por la representación proporcional, pues estas personas obtienen una curul en el Congreso cuando no ganan su distrito uninominal, pero obtienen cierto porcentaje de los votos dentro de una circunscripción (una circunscripción es un conglomerado de aproximadamente 60 distrito electorales). Al alcanzar ese porcentaje, esa minoría tendría derecho a tener representantes en el Congreso, y así es como llegan al poder los llamados plurinominales.

El problema no es que existan plurinominales, al contrario, esos representantes son deseables en la democracia; el problema está en la forma en cómo se eligen, pero bueno, eso lo dejamos para otra columna. A lo que quiero llegar es lo siguiente: la Cámara de Diputados federal se integra por 500 diputados y diputadas, de los cuales 300 son los representantes que ganaron sus distritos uninominales y los 200 restantes se integran por la llamada fórmula proporcional (pluris). Gracias a las elecciones del 6 de junio de 2021, el bloque de mayoría (MORENA y sus aliados) obtuvieron 277 representantes —lo cual representa el 55% de la cámara— y el resto sumaron 223 diputados y diputadas —el equivalente al 45%—. De no existir representantes plurinominales, la cámara se integraría por 224 personas del grupo mayoritario —cerca del 75% de la cámara— y el resto serían las representantes de minoría. Si tomamos en consideración que la Constitución solo puede ser reformada con la aprobación de las dos terceras partes (66%) de los integrantes del Congreso de la Unión, esto quiere decir que —al día de hoy— el bloque mayoritario no tiene el capital político suficiente para que, por sí mismo, puedan reformar la Constitución. 

El domingo pasado, como ustedes seguramente lo saben, se votó en la Cámara de Diputados una propuesta de reforma constitucional propuesta por el presidente de la república López Obrador en materia eléctrica. Esta propuesta generó un gran debate tanto social como político con respecto a la viabilidad de ella; algunos se posicionaron a favor y otros en contra, por lo que se generaron un sinnúmero de argumentos por ambos bandos. Al momento de votarse la propuesta, después de larguísimas horas de debate, las diputadas y diputados votaron de la siguiente manera: de los 498 diputados y diputadas presentes, 275 votaron a favor y 223 en contra. Esto es, se obtuvo un 55% de votos a favor de la propuesta de reforma, por lo cual no alcanzaron la mayoría necesaria del 66% para las reformas constitucionales, y se desechó la propuesta de reforma.

Lo que quiero transmitir es que las elecciones del año pasado sí tuvieron un efecto en el desarrollo de la política nacional, pues ahora el presidente de la república encuentra un límite a su poder en el Congreso de la Unión. Esto es una señal de la existencia de una democracia en nuestro país. Quizás unos no estén de acuerdo con la postura política de otros, pero ello también es muestra de una democracia sana: cada quien es libre de creer y expresar lo que más le parezca adecuado. En conclusión, quiero recordarles lo que escribí en este mismo espacio el 3 de junio de 2021: no se dejen llevar por el mal llamado voto útil, ustedes voten por la postura política que más les interese, a final de cuentas para eso existen los representantes proporcionales, y estos, como lo acabamos de ver el domingo pasado, sí tienen una función primordial en la democracia.