¡Fuera Cadenas!- ¿A dónde fue la revolución? 

El día de ayer, quedaron atrapados 11 mineros en un pozo de carbón ubicado en el municipio de Sabinas, Coahuila. Este suceso —a juzgar por los antecedentes de nacionales en cuanto a accidentes mineros— ya sabemos cómo terminará: con la total incapacidad de las autoridades y empresarios para poder rescatar a los mineros atrapados. 

Este suceso se suma a una larguísima lista de incidentes similares que han acontecido a lo largo del norte del país. Tan solo de uno de los grupos empresariales más grandes de la nación (Grupo México) dedicados a la minería ha tenido 15 accidentes graves relacionados con sus minas a lo largo de su existencia empresarial; dos de los últimos más sonados han sido el de Pasta de Conchos del 2006 donde fallecieron 65 mineros y el derrame de químicos a los afluentes del Río Sonora en el 2014. 

Lo anterior sin contar el grandísimo número de accidentes que se dan en minas concesionadas a particulares; por ejemplo, hace un año hubo una tragedia de 7 muertos en una mina en el municipio de Múzquiz, Coahuila, autorizado a Gerardo Nájera —quien, por cierto, es de Sabinas—, así como el accidente de ayer aconteció en una mina cuyo permisario es el señor Cristian Solis Arriaga. No queda claro, sin embargo, quiénes son esas personas. ¿Dependen de alguna empresa en particular, están asociadas a ellas, o verdaderamente son particulares independientes dedicados a esta industria? 

Lo anterior sólo demuestra que, en este país, la seguridad minera no es una prioridad ni dentro ni fuera de esa industria. Me llama la atención que a la industria que dio origen hace más de 112 años a una lucha revolucionaria para exigir —entre otras cosas— mejores condiciones laborales no le “haya llegado la revolución” para hacerle justicia a todas las personas que dedican su vida a la extracción de minerales del subsuelo; todo ese sacrificio para el beneficio de los pocos dueños de las empresas de ese ramo empresarial. 

De acuerdo con una entrevista concedida por el gobernador Riquelme el día de ayer a Milenio Televisión, en Coahuila se da mucho la mina de carbón para venta a CFE. Esa región, de acuerdo con el gobernador, sigue dependiendo económicamente de la extracción del carbón. El mismo gobierno —que en su momento vino de esa lucha revolucionaria y que hoy está en manos de gente que se dice de izquierda— incentiva mediante sus políticas energéticas esta deleznable industria que ha mostrado una y otra vez no importarle la calidad de vida de sus mineros. Debería ser el propio gobierno quien ponga orden para que este tipo de incidentes dejen de acontecer; sin embargo, ya sea por corrupción o complicidad con los empresarios (corrupción, de igual forma) no ejerce sus funciones de protección civil y previsión del trabajo. 

Gran parte de la pasividad gubernamental es por la falta de exigencias por parte de quienes se ven afectados. No he escuchado noticias sobre movilizaciones realizadas por los sindicatos o demás grupos de obreros dedicados a la minería. Es importantísimo que los mineros se den cuenta del gran poder que tendrían para, juntos y organizados, puedan lograr obtener mejores condiciones laborales, tal como sucedió hace 112 años.