Está Cabral-Guadalajara y Pumas

Ha sido una constante en los últimos años ver a Guadalajara y Pumas en la parte baja de la tabla, escuchar o leer la palabra crisis relacionada con estas instituciones y sentir el enojo de sus aficiones hacia las directivas por los malos resultados.

Es una realidad que dos de los equipos importantes en México no están desde hace varios torneos a la altura de su historia, triunfos esporádicos y éxitos cada vez más escasos dan la razón a quienes piden modificaciones y exigen mejores resultados, pero también se cae en la exageración de pedir que Chivas juegue con extranjeros o que la UNAM se deslinde de los Pumas.

Ha pasado ya bastante tiempo desde los mejores años de cada equipo y es necesario que ambas instituciones se den cuenta que deben modernizarse.

Guadalajara sufre cuando quiere contratar a los mejores mexicanos porque le aumentan precios y ya hay equipos que pagan mejores sueldos que ellos, por lo que los jugadores mexicanos ahora tienen otras prioridades.

Han fallado en la elección de jugadores porque pensaron a futuro en un grupo de jugadores que les faltaba madurar, y varios de ellos no lo han hecho por las presiones y tentaciones que hay alrededor de las Chivas.

Pumas vende a sus mejores jugadores para mantenerse económicamente y busca en el mercado internacional quienes los suplan, pensando en traerlos por un precio bajo y venderlos en un tiempo corto para sacar una buena ganacia, pero sus elecciones de refuerzos han sido realmente malas, terribles, provocando que no aporten en la cancha y muy poco o nada en lo económico. Han pasado de jugar una final a tener una plantilla que apenas le alcanza para competir con los de media tabla para abajo.

Ambos tienen en las fuerzas básicas su principal solución, los universitarios incluso la base de su filosofía, pero increíblemente es ahí en donde más han fallado en los últimos años.
Equipos como América, Pachuca, Santos, los han rebasado y son ya las canteras con mayor calidad del futbol mexicano, no sólo cantidad. Han pasado ya varias generaciones en donde los jugadores formados en estas escuadras se quedan en promesas o se convierten en jugadores promedio, sin el peso y categoría que tenían en antaño quienes surgían de esas canteras.

Los dos deben modernizarse, actualizar sus instituciones, pero sin faltar a sus raíces, sus valores y su historia, pero algo tienen que hacer de manera urgente, porque sus aficiones, y el futbol mexicano, se los demandan.