Eres magia-¿Qué pasa cuándo no hablamos de nuestros problemas?

“Primero, tenemos que darle nombre a lo que sentimos. ¿Con qué propósito? El de poder acomodarlo, física y psicológicamente, darle un lugar y poderlo aterrizar. Una vez lo nombramos, podemos comenzar a aprender a manejarlo.”

Alguna vez te haz preguntado ¿Qué es lo que pasa cuando ignoramos nuestros problemas? ¿Cuándo no hablamos lo que sentimos? ¿Cuándo no elaboramos (palabra de psicologx que hace referencia a trabajar) nuestras molestias? Pues te cuento, nuestro cuerpo, nuestro cerebro y nuestra mente son extremadamente inteligentes. Y créeme cuando te digo, van a encontrar la manera de sacarlo. Cuando tenemos miedo, cuando estamos angustiadxs, ansiosxs, enojadxs, etc. Todos esos sentimientos tienen y van a salir.

Créanme que entiendo que como sociedad vivimos en una constante batalla por empujarlos lo más adentro de las profundidades de nuestra mente, a mí a veces me gusta llamarle nuestra propia cajita de Pandora; pero lo que a veces subestimamos es su poder. ¿Alguna vez te ha dolido la cabeza después de un enojo? ¿Te ha dado gastritis por alguna situación que te ha causado ansiedad? ¿Te ha salido un salpullido ante una situación muy abrumante? Bueno, es tu cuerpo diciéndote: ayuda, no estoy pudiendo manejar esta situación solx.

Si alguna vez has sentido falta de concentración, irritabilidad, tensión, sensación de que estas abrumadx, baja motivación, cansancio, yo te doy el nombre correcto de la suma de todos estos: estrés. Si alguna vez has sentido que tienes pensamientos negativos, preocupaciones excesivas, problemas para dormir, alteraciones alimenticias, sentimientos de intranquilidad, malestar emocional, taquicardia, yo te vuelvo a ayudar con el nombre: ansiedad.

Si alguna vez has sentido dolores de panza, taquicardia, fatiga, sudoración, migraña, dolores de cabeza, cistitis, salpullido y no sabes exactamente porqué. Quizás sea la manera de tu cuerpo de decir que hay algo emocional que no te estas dejando sentir o no estamos pudiendo sacar.

Ahora, a todxs nos puede pasar, y quizás va más allá de no querer sacarlos, si no que no tenemos idea de cómo hacerlo. ¿Recuerdan nuestro primer texto en esta columna? Donde hablábamos de la importancia de la identificación de los sentimientos. Pues es aquí donde es vital. Primero, tenemos que darle nombre a lo que sentimos. ¿Con qué propósito? El de poder acomodarlo, física y psicológicamente, darle un lugar y poderlo aterrizar. Una vez lo nombramos, podemos comenzar a aprender a manejarlo.

A continuación te voy a compartir algunas “pequeñas” grandes maneras de manejar y más importante comenzar a trabajar tu salud mental. Un ejercicio que logra ser muy enriquecedor es hacer un listado de algunas de tus emociones más comunes como: enojo, miedo, alegría, asco, tristeza (sí, podrían ser las de la película Intensamente) y algunos sentimientos más complejos como: nostalgia, ansiedad, incertidumbre, paz, etc.

Tras seleccionar uno por uno, sirve identificar en qué parte de nuestro cuerpo lo sentimos. Esto le va a dar más forma y contenido a nuestra relación. Después nos vamos a hacer las siguientes preguntas: ¿Cuándo es que siento esta emoción o sentimiento? ¿Qué es lo que hago cuando me siento así? ¿Me sirve? Si la respuesta a la ultima pregunta es no. Es hora de ponernos proactivxs. Llévatela una emoción a la vez.

Tomemos por ejemplo la tristeza y un escenario imaginario en donde cada vez que la siento, lo que hago es tratar de distraerme con otras actividades, mantenerme ocupadx todo el día para no tener que sentirla, aunque la realidad es, que sí la siento un poco, pero me aferro a querer enterrarla. Segunda pregunta ¿Me sirve? Pues la realidad es que no, gasto mucha energía intentando negarla o evitarla pero en realidad sigue ahí. Okey, es momento de buscar alternativas.

Vamos a aprender a dejarnos sentirla y hacer actividades, ojo, con todo y tristeza. Para cada quien va a ser diferente, y les voy a dar otro tip: el chiste es prueba y error. Intentar varias actividades y ver cuales se quedan y cuales se van. Podría intentar escribir mis sentimientos y pensamientos en un diario o en mí celular. Podría intentar llamarle a un amigx y desahogarme.

Podría intentar llorar un rato solx o con música que me haga sentir acomopañadx. Las posibilidades son infinitas, lo único que necesitas es estar dispuestx a tolerar lo incomodo y hacer algo al respecto. Siempre, teniendo en mente que es para nuestro beneficio.  Algunas otras ideas podrían ser: hacer ejercicio, organizar bien tu día, escribiendo objetivos, meditar, en fin, abrir un espacio de tiempo para ti.