Eres Magia-Kintsugi, un reflejo de las heridas

Eres Magia-Kintsugi, un reflejo de las heridas

Creo que estaría en lo correcto en asumir que todxs hemos escuchado la frase “todxs estamos rotos” y creo que si tiene alguno que otro destello de veracidad, en efecto todxs hemos pasado por eventos sumamente traumáticas o situaciones fuertes que nos han cambiando, trasformado y en su defeco roto de alguna manera. Una vez más esto parece inherente a la condiciona humana, ya que no sé ustedes, pero yo, no se si he conocido a alguien que no hay sufrido en algún momento en su vida. Y si todxs pasamos por algo así, creo que eso deja de ser lo que nos hace individuos pero más bien nos une como humanos.. Lo que nos define como personas es más bien que hacemos con eso que vivimos. 

Un presentador de la Tv llamado Steve Harvey compartía con su público la siguiente reflexión “no le puedes decir a Dios como bendecirte, verán, no le puedes decir lo que quieres y luego decirle como hacerlo. Por que nunca va a ser como tu quieres, por que, en donde estas ahorita, si Dios te hubiera enseñado por todo lo que habrías tenido que pasar para llegar a donde estas, te habrías volteado e ido, hubieras dicho “oh no, no, no quiero esa parte”, “no quiero hacer eso” y te hubieras perdido de quien eres hoy por hoy. Por que para poder llegar a donde estas tuviste que vivir todo lo que viviste, no sabrías todo lo que sabes ahora.” La palabra Dios aplica para todas las creencias y espiritualidades podríamos llamarle destino, universo etc. Más allá de esto, lo que importa es el trasfondo del mensaje. Habla de un tema muy universal y es nuestro miedo a vivir estas situaciones dolorosas pero la inevitabilidad de las mismas.

Kintsugi es un arte japonesa que nos viene a enseñar cosas sumamente profundas. Es el arte japonesa de reparar con oro. Cuando una artículo como una vasija, plato, florero o tazas se rompe, es reparada con oro en todas sus fracturas. Creo que esta forma de arte no es más que una alusión a las personas. Todas hemos sido quebradas a lo largo de nuestra historia, pero está en nosotrxs decidir repararnos a nosotrxs mismxs y al igual que en el Kintsugi estas reparaciones son las que en realidad van a valer más, valen oro. Es como si tuviera un valor añadido a través del aprendizaje de haber sido vivida esa experiencia. Además, de hacer cada una de esas piezas que fueron creadas “iguales” ahora únicas. Juega también como una metáfora de la resiliencia personal. Capacidad que todxs tenemos y si estas aquí hoy por hoy es por que la tienes, ve esas heridas como lo que son oro puro de tu testimonio al estar aquí.

Otro aprendizaje que nos trae esta bella arte japonesa es la paciencia, un aprendizaje que también me voy a atrever a recalcar que nos cuesta bastante en la sociedad en la que habitamos hoy en día. El tiempo que tardan las piezas en secarse, pueden tomar desde días hasta semana, es otra profunda metáfora de cómo es realimente sanar. Nuestras heridas emocionales tardan bastante tiempo, trabajo y esfuerzo en sanar, y para nada es un trabajo sencillo. Pero si lo comparamos con el admirable resultado al final, creo que si vale la pena.

Se puede observar como cada obra de arte, cada pieza de Kintsugi, al igual  que cada alma humana fue tocada por el paso del tiempo. Y solo a través de este camino es que llegamos a estar donde estamos hoy. Además de ser una imitación a ver que nos depara el futuro. Cada cicatriz es única, inigualable, y llena de oro. Es hora de revaluar y cuestionar los  paradigmas con los que hemos crecido. Es hora de destacar la belleza de esas heridas y cicatrices. En nuestro camino como sociedad, algún día cometimos el error de calificar las heridas como algo feo. Veámoslo desde otra perspectiva, claro que dolió, nos marco, quizás sí hasta esa parte se vuelve más sensible. Pero también es parte de nuestra historia de lo que somos hoy. Quizás sea una invitación más para reevaluar nuestro concepto de belleza. Por que el Kintsugi nos invita a ver la belleza en lo que solíamos ver como feo, y considerar que el oro en la herida tuvo como resultado un único aprendizaje. ¿Y si aprendemos a ver la belleza en muestras heridas? ¿En nuestra historia? Todxs estamos rotos y todxs somos una obra de arte.

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