En Busca del Estado Perdido- Oclocracia

En Busca del Estado Perdido- Oclocracia

En 1998, el Presidente de los Estados Unidos Bill Clinton, estuvo a punto de ser separado de su cargo por haber mentido y obstruido la investigación respecto del affair que tuvo con la becaria Mónica Lewinsky.

Los norteamericanos -politólogos, columnistas y periodistas- unánimemente, emitieron la misma opinión: personas como los Clinton, en el poder, son riesgos de la democracia.

Haciendo un análisis histórico, la región latinoamericana desde su existencia a sido una zona convulsa, -aztecas, mayas, toltecas, incas, mapuches- siempre dominaron y sometieron a sangre y fuego. Son impresionantes, por encarnizadas, despiadadas y desalmadas, las luchas que se daban entre los pueblos de aquella época, se exterminaban a niños, mujeres y ancianos, en acciones que harían palidecer al más cruel de los sicarios.

La llegada de los españoles tuvo como sustento conquistador el sometimiento fundándose en la violencia física y religiosa. Los abusos al pueblo indígena eran el común denominador, se les quitaba todo, hasta lo inmaterial como la dignidad, el miedo, la esperanza.

El mestizaje no cambio las cosas, el virreinato vino a institucionalizar el saqueo, los pueblos en el pasado mancillados, ahora se les arrebataba lo poco que les quedaba para dejarlos miserables; el proceso de independencia culminó con la partida de los invasores en barcos cargados de riquezas dejando como patrimonio la cultura del atropello, de la trampa y la corrupción.

El arranque de soberanías fue con mano de hierro, los militares sin un sentido de nacionalidad se dedicaban a hacer la guerra -peruanos contra chilenos, brasileños contra argentinos, ecuatorianos contra bolivianos, colombianos contra venezolanos, en centro américa todos contra todos- México en guerras con los norteamericanos que nos costaron más de la mitad del territorio nacional. Un caos.

La llamada época de la estabilización de los 1900, fue realmente el periodo de militarización generalizada de la zona, nuestro país no fue ajeno, gobiernos dirigidos por mandos castrenses cuya lógica se centra en el obedecimiento del mandato sin el uso de la negociación política si no en el acatamiento de una orden -en la política se privilegia el dialogo, en lo militar no existe- dando paso a regímenes brutales. Hay opiniones en el sentido de que la disciplina impuesta generó pueblos ordenados -Chile, Uruguay, Paraguay- pero el costo fue mayúsculo, aún recuerdo afirmaciones del dictador Pinochet que decía: ‘Yo soy la democracia porque soy la nación’; la doctrina se centraba en ‘estas conmigo o contra mi’, alzar la voz equivalía a ser torturado y desaparecido. 

El paso a la democracia latinoamericana nos muestra la fragilidad de nuestras instituciones, la llegada de la elite del poder -hijos de presidentes o de políticos- no generó la estabilidad deseada, los ‘cachorros’ egresados de Yale, UNY, Harvard o UC, mostraron sus enormes dotes de ingeniería política burocrática para el pillaje, amasando enromes fortunas producto de desvíos del poder para mudarse al extranjero viviendo a todo lujo en el intento de ser miembros de la aristocracia irlandesa, inglesa, española, francesa, y solo visitar el país en busca de más negocios generados al amparo de sus influencias. Tienen una característica común: No tienen llenadera. 

La decepción provocó el arribo al poder de expresiones con enorme sustento popular, que gravitan de la izquierda a derecha, enarboladas por líderes mesiánicos que ofrecieron la tierra prometida resultando un fiasco, como los peruanos Kuczynski, Toledo, García, Fujimori, o los brasileños Temer, Rousseff, Lula, en Colombia Bula, Santos, en Nicaragua Ortega, o los Fernández de Argentina, por citar algunos. La lista abarca a todos los países, desde luego el nuestro no se escapa. Quizá el punto diferenciador es que en México aún no hemos encarcelado a ningún Presidente contrario a todo américa latina.

¿Qué le pasa a Latinoamérica, por qué no ha sido una zona estable, de crecimiento, democrática, de instituciones?

Quizá sea histórico, lo traemos en el ADN, lo decepcionante es que no se avizora ni en aproximación el estado ideal, no hay orden, ni rumbo, se gobierna con ocurrencias. Lo mismo un pajarito le habla a un Presidente, mientras otro usa el escudo de imágenes religiosas para protegerse del COVID. El desastre continúa.

Como dijeran los norteamericanos: son riesgos de la democracia, al final gana el que reciba más votos, no el que mejor convenga al proyecto de nación.

Hoy son las muchedumbres las que gobiernan -oclocracia- como una forma degenerativa de la democracia; gobiernos con pensamiento único, sin idea de su quehacer, sin técnica para la toma de decisiones, centrando toda resolución en una persona, el entorno luce terrible.

Nadie puede asegurar nada, pero todo indica que américa latina seguirá siendo el bastión perdido de la humanidad.

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