En Busca del Estado Perdido- Noche de terror

En Busca del Estado Perdido- Noche de terror

En la madrugada de hoy, hace siete años, un grupo de 43 jóvenes estudiantes fueron privados de su libertad, llevados a diferentes parajes, torturados, desmembrados vivos y finalmente sus restos calcinados. Su único crimen fue expresarse, ser diferentes, alzar la voz cuando todos callaban.

Su asesinato no solamente dejo el vacío de su ausencia, sino una huella profunda de dolor e incertidumbre en sus familias y comunidad.

Los 43 de Ayotzinapa nos lastima a todos quienes vivimos y creemos que la libertad de ideas es el derecho básico que tenemos como seres humanos, -seres pensantes-, para señalar, protestar y manifestarnos.

No puedo imaginar el terrible tormento de las madres, padres, hermanos de los desaparecidos que por más de 7 años ha estado de manera permanente, constante, día y noche, 24 horas del día. Nadie merece tal sufrimiento.

La desaparición forzada es uno de los más terribles crímenes que se puede cometer en contra de un ser humano, por el elevado nivel de afectación que produce en su entorno, de éste ilícito nace el derecho a la verdad, el saber que pasó, por qué, cómo murieron, en dónde están, pues en la medida de que llegue el conocimiento de los hechos -por más macabro que éste sea- es en la misma forma que las familias encontrarán la resignación.

No hay crimen perfecto, cuando el Estado así lo quiere inmediatamente encuentra a los responsables. Hoy a 7 años de la desaparición de 43 jóvenes en una pequeña comunidad guerrerense la respuesta es la misma, no hay información suficiente y consistente para dar una explicación plausible a las víctimas y lo peor, es que el tiempo genera el olvido de la sociedad para pasar a lo más lastimoso: La indiferencia.

Ahora resulta que quienes entonces hicieron la investigación fabricaron pruebas para señalar falsos culpables. Se ha probado que hicieron uso de la más experimentada técnica de investigación mexicana -la tortura- y los entonces flamantes detectives ahora son buscados como responsables del engaño.

¿Por qué el Estado ocultó la verdad que había detrás de la desaparición que no se revela de cara a la sociedad?

Seguimos en espera de respuestas que no llegan y que todo apunta a que jamás llegarán.

Sólo en este país ser joven y expresarse puede dar lugar a ser masacrado.

Los 43 de Ayotzinapa nos recuerdan a miles de chicos y chicas desaparecidos que su único crimen es ser jóvenes en un país ausente de legalidad.

México se ha convertido en un enorme cementerio de la juventud en el que se les priva de oportunidades, de seguridad, de acceso a la manifestación y expresión de ideas, de la libertad y de la vida, actos que como sociedad no lo debemos de tolerar, mucho menos permitir, porque al hacerlo nos convertimos en cómplices por omisión.

Hoy más que nunca defendamos lo poco que nos queda en un México cada vez más convulso, pero sobre todo demandemos del gobierno respuestas de justicia a tantas familias que hoy amanecieron sin uno de sus seres queridos que jamás encontrarán.

Los 43 de Ayotzinapa es la mayor herida que México tiene aún sin sanar.

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