En Busca del Estado Perdido-Los candidatos

En Busca del Estado Perdido-Los candidatos

Lo prometido es deuda, la semana pasada esbozamos el perfil de quien pudiera ser el candidato ideal para suceder al Presidente López Obrador proponiendo que en las siguientes semanas -en el breve espacio de esta columna- se analicen a los posibles, por lo que ahora así se hará.

Será en estricto orden alfabético con la inicial del apellido, por lo que iniciaremos con el Gobernador de Jalisco Enrique Alfaro Ramírez.

Alfaro Ramírez, tapatío, miembro de una familia político-empresaria -su padre fue rector de la UdeG, su prima fue Diputada, su familia dueña de un laboratorio farmacéutico-, es ingeniero civil por la Universidad Jesuita de Guadalajara -ITESO- con una maestría en urbanismo por el Colegio de México. Su origen político es el PRI, partido que lo postuló como candidato a alcalde de Tlajomulco de Zúñiga, elección que perdió. Poco tiempo después abandonó el PRI, se incorporó al PRD para llegar al Congreso de Jalisco como diputado por la vía plurinominal y posteriormente ser alcalde -ahora sí- de Tlajomulco a través de la alianza PRD-PT; al concluir su mandato municipal Alfaro se separa del PRD-PT y se incorpora a MC, quien lo propone como candidato a Gobernador de Jalisco, elección que pierde ante el PRI de Aristóteles Sandoval. Tras un breve retiro de tres años regresó nuevamente con MC primero como abanderado a Guadalajara -contienda que ganó- y luego -con la misma divisa- llega a ser Ejecutivo de su Estado, cargo que actualmente ejerce.

Alfaro como ingeniero es estructurado, disciplinado. Su discurso es frontal, le gusta decir las cosas como van, agresivo, lo evidenció como Diputado Local y posteriormente siendo Alcalde de dos municipios metropolitanos de Guadalajara. Esa característica la mostró desde el inicio de su mandato en la gubernatura al separarse de la Unión ‘pintando raya’ con el Presidente López Obrador bajo la línea de defensa del Federalismo -incluso fue promotor de la ‘Unión Federalista de Gobernadores’- en busca de la consolidación financiera de los Estados, obvio del suyo Jalisco. La confrontación no sirvió de mucho, la Federación terminó limitando recursos para su Estado, además da la impresión de que en los temas de seguridad lo abandonó, situación que ha llevado a que las tierras jaliscienses sean una de las más inseguras del país.

Los cambios de partido dejan ver ausencia de fundamentos ideológicos en su quehacer político lo que revela su practicidad que tiende más a las rutas de acceso al poder, prueba de ello sus constantes mudanzas de color quizá producto de su pensamiento estructurado que le hace apreciar a los partidos políticos como una ruta o simplemente que atiende a su deseo de llegar.

Enrique Alfaro es joven -49 años- en el argot taurino diríamos ‘echado pa’ lante’, le gusta ser el centro y ejercer el poder, como se sostenía en el priismo es el ‘mandatario’ de su Estado.

¿Es Alfaro Ramírez la opción que espera la ciudadanía para la Presidencia después de un López Obrador?

TFA

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