Breve, pero a fondo- No hagas caso, ¡supérate!

Breve, pero a fondo- No hagas caso, ¡supérate!

Cómo olvidar las palabras de mi padre que a diario me alentaba a estudiar, aprender algo nuevo, a prepararme para salir adelante y alcanzar mis sueños. Fue un hombre que llegó a la ciudad de México a los 8 años, huyendo de una lacerante pobreza que dominaba todo en su pueblo. Se refugió dentro de un pequeño puesto de jugos justo frente en la calle de Artículo 123, muy cerca de la memorable XEW.

No poseía nada, más que unas ganas enormes de vivir y superarse en una ciudad que también crecía y comenzaba a sacudirse el polvo del pasado postrevolucionario. Sólo cursó hasta el tercer año de primaría, pero no cejó en su deseo de estudiar por su cuenta hasta aprender un oficio que le permitió vivir con dignidad el resto de su vida.

Ese hombre que llegó a México, como se le decía a la capital del país, y no hace mucho tiempo, luchó día a día por aprender algo nuevo, que le permitiera superar su condición de pobreza. Ese hombre contaba con una voluntad férrea, a prueba de fuego, y a los cinco hijos que procreó con mi madre, los empujó para que lucharan a diario para salir de la paupérrima situación en la que se encontraba la familia entera. La lucha fue feroz, contundente y constante.

Mi madre se sumó a ese esfuerzo con ahínco para que cada uno de sus hijos estudiara, casi sin recursos. La educación pública de esos años era, casi lo aseguro, de gran nivel, en la que la voz de la maestra o maestro era escuchada, valorada y sobe todo respetada. Era, por así decirlo, un segundo padre o madre que tenía toda la autoridad sobre sus alumnos.

Tuve la suerte de estudiar en la primera Miguel Alemán, que se encuentra ahora en el Eje Central, antes San Juan Letrán o Niño Perdido. Ya pasaron muchos ayeres, pero recuerdo la entereza de mis padres para que nunca faltáramos a la escuela. Las tortas de huevo eran casi siempre el desayuno y almuerzo, y aún hoy día las devoro como si se trataran del mejor manjar, el más exquisito. Qué recuerdos aquellos.

El ejemplo de mis padres y su ávida devoción al conminarnos a diario a salir adelante con estudio y trabajo para dejar atrás esos días aciagos de la miseria urbana, nos ayudaron a saltar la verja de la pobreza para sumarnos a una naciente clase media que comenzó en aquellos años a ser un engrane vital en el motor de la economía.

Mi padre partió hace unos meses, a los 87 años, y nunca se enteró, y doy gracias, que alguien desde la cúspide del poder, critica, desdeña y condena a miles, si no es que a millones de madres y padres que, como él, alientan a sus hijos a estudiar y prepararse para salir adelante, y dar a los suyos, a sus familias lo que tal vez ellos no tuvieron.

Esa voluntad indómita ha llevado a millones de mexicanos a crecer y hacer crecer a este país que lucha por sobrevivir ante las adversidades, la más cercana, y quizás una de las más dolorosas, la pandemia que sigue cobrando cientos de vidas cada día y que ya suman miles en todo el país.

Lamento que un hombre trate de aniquilar el entusiasmo legítimo de millones de familias, que día a día buscan un mejor presente y futuro, y que no renuncian en ese esfuerzo por conquistar un mejor nivel de vida con trabajo y preparación, y que aspiran a tener y heredar un mejor país para las nuevas generaciones.

Nunca olvidaré las enseñanzas de mis padres y, sobre todo, ese entusiasmo inquebrantable para que nunca abandonáramos nuestras ilusiones. Quien llama a renunciar al sueño de volar, crecer y superarse, no merece estar en el lugar que ocupa, mucho menos decirse líder o siquiera un padre justo y sabio.

Publicaciones Relacionadas

Apuesta

Apuesta

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores, mismas que Uni2Noticias no necesariamente comparte
Catástrofe

Catástrofe

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores, mismas que Uni2Noticias no necesariamente comparte
Líder

Líder

Las opiniones expresadas son responsabilidad de sus autores, mismas que Uni2Noticias no necesariamente comparte

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *