Breve, pero a fondo-Mano sabia del migrante

Orange County, California – Es sorprendente constatar cómo miles de migrantes preparan los campos con atención y esmero para las próximas cosechas. El cultivo de fresas y la recolección de manzanas y naranjas, no deja de deslumbrar. Cientos de manos de mexicanos, guatemaltecos, salvadoreños y hondureños, entre otros, arrancan a diario las riquezas a las tierras californianas, con la habilidad y el cuidado de un cirujano, pero con la firmeza de las mujeres y los hombres que buscan crecer a base del trabajo duro y honesto.

El sol aún pega de lleno en los campos de cultivo, aunque el calor comenzó a menguar en esta temporada del año, lo que hace más llevaderas las arduas jornadas laborales. Distante 600 kilómetros, en el valle de Napa, donde cientos de viñedos son cuidados con un esmero casi artesanal, y donde se produce una gama de vinos de alta calidad, también se ve la contribución de los labriegos mexicanos que llevan y traen los insumos necesarios para que los 174 kilómetros cuadrados plantados de este fruto sigan tan ricos y productivos.

Por el ello, el tema de la migración no deja de ser un fenómeno que une a México con Estados Unidos, y su complejidad reclama la atención bilateral por varios aspectos, el primero, por supuesto, porque se trata de un asunto humano, lo que reclama de un trato cuidadoso y mesurado. Y otro, sin duda, porque tiene un fuerte ingrediente económico.

A ambos países les conviene manejar el tema de la migración bajo una mística humanista, en diálogo y acuerdos, para encontrar soluciones justas para todos, especialmente para miles de familias que buscan un sitio digno para asentarse y recomenzar sus vidas.

Estados Unidos siempre será un poderoso imán que atraerá a esos migrantes que se asfixian en sus países de origen, que palidecen ante la violencia, la inseguridad y la falta de oportunidades.

Lo sucedido en días pasados con el ingreso de miles de haitianos a Texas, desde donde muchos fueron repatriados a la nación caribeña, inundada por la pobreza y la desolación, y otros, aceptados en este país, pero bajo precarias condiciones, es una pequeña muestra de que la migración no se detendrá y mucho menos ahora que la pandemia golpeó a economías hasta hacerlas añicos.

Es obvio decir que no todos logran su objetivo de llegar a este país, mucho menos permanecer o ser aceptados. Las leyes migratorias en la Unión Americana son inamovibles, estrictas y su aplicación también absorbe un buen espacio en la política interna.

Hay sectores considerados liberales que están de acuerdo en abrir posibilidades a la regularización de miles de migrantes que contribuyen al crecimiento y desarrollo de esta economía, pero también los hay que ven con recelo cualquier guiño en este sentido.

Lo cierto, es que la seguridad y la vigilancia de la frontera común, fue reforzada y las acciones para frenar la migración indocumentada se tornaron intensas y coercitivas.

De acuerdo con cifras de la Patrulla Fronteriza, Estados Unidos se encuentra muy cerca de romper un record de detenciones de migrantes en su frontera con México, de más de tres 200 kilómetros.

Hasta agosto pasado, las autoridades estadounidenses realizaron alrededor de un millón 540 mil detenciones de migrantes sin documentos en su frontera, esto sin contabilizar aún los registros del mes de septiembre, cuando cerró su año fiscal 2021, lo que sin duda, elevará de manera sustancial, una vez sumados, estas cifra, incluso de deportaciones fast track.

Este dato es importante, ya que se está muy cerca de la cifra registrada en el año 2000, cuando fueron detenidos más de un millón 640 migrantes. La crisis que enfrentan los países centroamericanos y, por qué no decirlo, la caída de los empleos en México, ha detonado el éxodo de miles de familias a este país, que comienza a registrar cierta recuperación económica, a pesar del embate de la pandemia que también pegó con inaudita rudeza.

Hace 35 años cuando las economías del mundo también enfrentaron una crisis, olas migratorias se desataron en todas las geografías, y desde luego también en América del Norte. En 1986 se registraron más de un millón 600 mil detenciones en los límites fronterizos, el segundo más alto en la historia del país. Pues ahora se está muy cerca de un nuevo record, y eso no debe pasar por alto para nadie.

Por eso cobra relevancia la visita que realizó a México una delegación de alto nivel de Estados Unidos, encabezada por el secretario de Estado, Antony Blinken, porque de lo conversado podrían desatarse nudos que por años se han tensado en materia migratoria.

Por supuesto que el tema de la seguridad es importante, no se puede soslayar, de ahí la presencia del fiscal general, Merrick Garland, y del secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, pero la migración debe tener, ahora más que nunca, una atención especial, ya que se trata de solucionar este complejo fenómeno en tiempo de pandemia.

La contribución de los mexicanos está más que comprobada en el crecimiento y fortaleza de esta gran nación, pero también en la economía mexicana, si no ahí está el dato: En el último año enviaron a México cerca de 48 mil millones de dólares. Si no fuera por estas remesas, quién sabe que hubiera pasado con el país y con todos nosotros. Creo, sin dudarlo, que sí existe una mano sabia y sobre todo solidaria del migrante.

Apunte final: La solidaridad sigue siendo el fruto más dulce que se produzca en cualquier campo del planeta.