Breve, pero a fondo-La avalancha haitiana

Haití vive varias tragedias y todas pasan por la aplastante pobreza que tiene sumergido a ese país del Caribe en una extrema marginación. Las calamidades golpean con frecuencia a su pueblo, de hecho, parecen ser algo normal. Apenas el pasado 14 de agosto, un terremoto volvió a golpear a la pequeña nación, causando la muerte de más de dos mil haitianos, y dejando en el desamparo a miles más.

La crisis humanitaria que vive esa nación es indudable, y su manifestación más reciente y cruel es el éxodo masivo de isleños hacia Estados Unidos, donde cientos de agentes migratorios ya cerraron su frontera entre México y Texas para evitar que ingrese esta avalancha de ciudadanos haitianos.

México es el país de tránsito para llegar hasta la frontera de Ciudad Acuña, Coahuila, para de ahí cruzar hacia Del Río, una pequeña población de apenas 45 mil habitantes, sede del condado de Val Verde, Texas. Debajo del puente internacional, que ya fue cerrado al transito, sobreviven hacinados a orillas del Río Bravo (o Río Grande), por lo menos 13 mil haitianos.

Son demoledoras las imágenes en las que se observan las acciones para contener el paso de los migrantes que a toda costa buscan burlar a cualquier autoridad para no ser deportados a su país de origen. Muchos de ellos, tienen años de no vivir en la Isla caribeña de La Española, que comparte Haití con República Dominicana.

Ningún operativo ha logrado contener esta ola de haitianos, que sólo busca un lugar donde vivir y prosperar, y ven es Estados Unidos, el sitio de ensueño para asentarse y progresar. Pero esta es una empresa más que difícil. Cientos de agentes de la Border Patrol están decididos a no dejarlos pasar, mucho menos, a que permanezcan en el país. Paradójicamente, también buscan evitar que regresen a México, donde esperarían mejores oportunidades para atravesar las aguas del Bravo y meterse en estampida en su territorio.

La estrategia de los agentes migratorios es una: cercarlos en territorio estadounidense, para repatriarlos en vuelos especiales desde San Antonio, Texas, hacia Puerto Príncipe, lo que ya está sucediendo.

Las imágenes donde elementos de la patrulla fronteriza a caballo detienen a los indefensos migrantes, no dejan de impactar, y revelan que las crisis económicas, la falta de empleo y la ausencia total de oportunidades, especialmente en los países de Centroamérica y el Caribe, continuará siendo el combustible que alimente nuevas caravanas de migrantes.

El arribo de más haitianos a la frontera norte es de esperarse, y será difícil que esto termine en el corto plazo. Por eso, es importante insistir en un brazo mancomunado, en un esfuerzo conjunto para ayudar a este país que probablemente sea el más pobre del continente.

El contener estos ríos de gente sin violentar sus garantías es un desafío que también recae bajo la responsabilidad del gobierno de México, y lo tiene que enfrentar y resolver de forma inteligente, sobre todo, en respeto pleno de sus derechos humanos.

La Secretaría de Relaciones Exteriores ha creado programas educativos para que jóvenes de ese país realicen sus estudios universitarios en México. Esta es una forma como se puede contribuir al desarrollo de ese país. La Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (AMEXCID), sin duda, ha sido clave en este esfuerzo.

Aún así, lo que se necesita ahora, en esta coyuntura, en esta crisis humanitaria, es una eficaz y comprometida cruzada internacional, para apoyar decididamente a Haití y a su pueblo, que hoy por hoy, prácticamente no tiene opción alguna para salir adelante.

Apunte final: Solidarizarse con los que menos tienen es un acto de valor y respeto, pero lo es aún más, un acto de humanismo ejemplar.