Breve, pero a fondo-Armas y geopolítica

A cinco días de la reunión que sostuvo el presidente Andrés Manuel López Obrador, con su colega de Estados Unidos, Joe Biden, y con el primer ministro de Canadá, Justin Trudeau, los ecos del encuentro siguen rebotando en los muros de la Casa Blanca y reverberando en los oídos de sus participantes.

Como era de esperarse se habló de la importancia de potenciar el acuerdo comercial que une a los tres países y de la imperiosa necesidad de reposicionarlo para estar a la altura de los desafíos en los años que están por venir.

Convertir a América del Norte como el polo comercial más potente del mundo, no es una idea descabellada, sino una imperiosa necesidad, sobre todo ahora, que China domina un cuarto del mercado mundial, apabullando no sólo a Estados Unidos, sino también a sus socios, México y Canadá.

De manera casi sorpresiva, fue López Obrador quien alentó a sus colegas a trabajar unidos con un único propósito supremo de fortalecer este bloque comercial, que haga contrapeso al poderío chino. De no hacerlo, el gigante asiático acabará controlando el mercado global a mediano plazo, y sometiendo al mundo a depender de sus suministros, para no frenar sus cadenas productivas, lo que, en los hechos, ya comienza a suceder.

López Obrador propuso no depender de otros mercados para empujar exitosamente los sistemas productivos de América del Norte. Lo dicho por el presidente mexicano, sin duda, caló fuerte en el ánimo del mandatario estadounidense, quien en su mensaje aseveró que su país ve a México como igual. Más vale que lo diga con franca sinceridad, porque su vecino del sur podría ser clave, para asegurar que Estados Unidos siga siendo la potencia mundial, que ahora busca arrebatarle China.

El eco de las palabras de López Obrador sigue retumbando en los muros de la Casa Blanca y reverberando su mensaje. Por supuesto que el tema de la migración estuvo sobre la mesa, pero esta vez, como un asunto estratégico, no como un factor de división o confrontación.

La mano de obra que se necesita en Estados Unidos, la tiene al alcance, pero será necesario que rompa mitos y diseñe un gran plan integral para ordenar y regularizar el flujo migratorio. La gente llegada del sur tiene todas las habilidades y la creatividad necesaria para impulsar con mayor dinamismo, la maquinaria productiva de América del Norte. Este es el momento de alcanzar acuerdos en la materia, en beneficio no sólo de los socios en el T-MEC, sino de todo el continente. Se está ante una gran oportunidad en la consolidación de esta nueva geopolítica, en la que China parece tomar la ventaja.

En este encuentro quedó en claro que hay un entendimiento básico entre los tres países, principalmente el de trabajar juntos, con objetivos comunes, para encarar no sólo la coyuntura mundial – provocada por la pandemia, sin duda–, sino los desafíos que presupone una competencia encarnizada por los mercados.

Estados Unidos necesita de Canadá, pero indiscutiblemente también de México, si quiere mantenerse como la potencia mundial que hoy todavía ocupa. El comercio trilateral es importante y de gran envergadura, y la prueba son los casi 800 mil millones de dólares que han logrado alcanzar en un año.

Sólo México y Texas han registrado un balance comercial superior a los 130 mil millones de dólares, lo que demuestra la vitalidad que hay en la relación económica.

Ahora bien, no hay que pasar por alto un factor, que debe ser resuelto cuanto antes, y tiene que ver con el tráfico de armas de Estados Unidos hacia México, y que alimenta el poder de fuego del crimen organizado.

De acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, en los últimos 36 meses, es decir, en lo que va de la presente administración, se han registrado 100 mil 242 homicidios dolosos, muchos de estos crímenes, cometidos con armas que llegaron del vecino país del norte de manera ilegal.

Si lo que se pretende es avanzar hacia la consolidación de una vigorosa región comercial en América del Norte, con crecimiento y desarrollo para los tres países, y por supuesto para sus pueblos, debe asegurarse la paz social, y para ello, entre otros factores, es importante acabar con este tráfico de armas, que alienta y generaliza en mucho la violencia en México.

Esperemos cuál será la posición del presidente Biden sobre la demanda que ya interpuso el gobierno de México contra 11 fabricantes de armas estadounidenses que, por cierto, pidieron a un juez desechar, por improcedente, cualquier juicio civil en su contra. La denuncia mexicana ya fue llevada también a la Organización de las Naciones Unidas.

Al parecer, vienen buenos tiempos en la relación trilateral, principalmente con Estados Unidos, y un buen signo será alguna acción solidaria para frenar este tráfico de armas, lo que parece muy difícil.

Apunte final: Este es un momento oportuno para consolidar una amistad franca y verdadera, pero se deberá pasar de las palabras a los hechos.